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Marina Willer: "El diseño crea el espacio"

Conversamos con la primera socia mujer de una de las agencias de diseño más importantes de Londres sobre tener la piel gruesa, diferenciar el diseño del arte y las posibilidades del diseño en Perú.

Publicado: 2015-10-03

La semana pasada se celebró en Lima el I Festival Internacional de Diseño (FID), un evento dedicado al diseño en todas sus formas: gráfico, editorial, arquitectónico e incluso gastronómico. Entre los invitados internacionales estaba la diseñadora brasilera Marina Willer, socia de la prestigiosa agencia Pentagram, en Londres.

Durante su charla en el FID, Willer habló de las posibilidades y responsabilidades de crear la 'identidad' de una marca o una persona, de su relación con los clientes y de las frustraciones que enfrenta en el mundo altamente competitivo del diseño. Para ilustrar esas frustraciones, proyecta dos proyectos que su equipo de Pentagram diseñó completos solo para enterarse a último minutos que las marcas decidirían contratar a otra agencia.

A pesar de dirigir el diseño de marcas enormes como Tate Gallery, Serpentine Galleries, Melissa y Amnistía Internacional, Willer parece no resignarse a que los clientes –y los otros diseñadores– no cumplan las reglas tácitas del juego. Conversando con LaMula.pe, la diseñadora da indicios de una particular sensibilidad que la hace vulnerable pero es a la vez su mejor herramienta. 


¿Cómo es ser mujer en el mundo del diseño?
Obviamente, como en todo, es un espacio dominado por hombres. No hay muchas mujeres en posiciones de liderazgo, y yo soy la primera socia mujer en la agencia Pentagram de Londres. Es una agencia muy prestigiosa, así que es un gran cambio en los 45 años que ha existido. Hay muchos retos, porque tienes que cuidar a tu familia y trabajar duro. Es muy duro cuando haces el trabajo y compites con las reglas de ese mundo. Al mismo tiempo quieres ser vista como todos los demás y no ser tratada de manera diferente.
¿Tú sientes a veces que debes comportarte como un hombre?
No, en absoluto, casi al contrario: traigo mucha feminidad a mi trabajo y mi vida. También es difícil, porque me tomo las cosas a pecho. Veo que he cambiado mucho la agencia, he traído muchas cosas que ninguno de los hombres había traído antes. Mi espacio es muy diferente. De todas maneras, es un mundo muy competitivo y a veces me pongo muy triste cuando… hay quienes escriben sobre tener la piel gruesa y yo no creo que quiera tener la piel gruesa. Cuando estás en una posición de liderazgo, el negocio del diseño puede ser brutal al competir por las marcas. La gente no solo juega las cartas del trabajo, a veces juegan otras y yo no quiero hacer eso. He visto que mis colegas lidian con más facilidad con esas cosas, pero yo me pongo muy triste cuando perdemos, cuando la gente usa todos los trucos para ganar el trabajo o cuando un cliente es maleducado. Yo creo que deberían ser amables. Mis colegas dicen que estoy loca, que es un cliente y no tiene que ser amable.
¿También has traído una nueva perspectiva al trabajo mismo de diseño?

Sí. Creo en la colaboración, es como construyo mi equipo, que se nutre de apoyo y amabilidad. Podrías decir que eso es algo femenino, pero también que hay muchos hombres que son así. Cuando hablo de esto, mis colegas dicen que la competencia es buena y es bueno ser más agresivo. Mi filosofía es que es bueno dar apoyo, es casi una cuestión maternal. No todas las mujeres son así, no puedes generalizar, pero es posible que algunas de estas formas de hacer las cosas podrían verse como más femeninas. Es posible que para los hombres sea más fácil tener la piel gruesa.

Lo que dices me hace pensar en Anna Wintour, la editora de Vogue. Ella tiene una piel muy gruesa, tiene una apariencia muy dura.
Veo a muchas mujeres en posiciones de poder y he visto lo que no quiero ser. Yo lidio con mujeres poderosas entre mis clientes y veo cómo tratan a la gente. No puedo decir mucho para no meterme en problemas, pero a veces veo cómo se tienen que convertir.
Antes de trabajar en Inglaterra, en Pentagram, tenías una carrera en Brasil. ¿Por qué te fuiste?
Tenía una carrera fuerte en Brasil, pero el diseño británico es mucho más fuerte, honestamente. Casi volví a empezar, porque fui a hacer mi maestría y es otro nivel. Ya trabajaba con publicidad, pero en Gran Bretaña encontré un nivel diferente: se trata de crear la marca, que también incluye parte de la publicidad.
¿Crees que ese es un trabajo que se acerca más al arte?

Yo no me llamo artista por esas cosas. El arte no sirve a una función, y a mí me comisionan esos trabajos de diseño. Pentagram es una agencia muy artística, así que lo que hacemos se acerca mucho al arte, creamos identidades para museos y tenemos mucho conocimiento del arte y la moda. Ahora, por ejemplo, estamos haciendo un trabajo por los diez años de la tienda Melissa, en Sao Paulo. Nos dieron el espacio y nos dijeron que creásemos algo, así que es casi como una instalación, pero sabemos que la hacemos para celebrar sus diez años. Yo sigo sintiendo que sirvo a un propósito, y que sería arrogante llamarme a mí misma artista.

En ese sentido, ¿cómo consiguen el balance entre el diseño y el contenido? ¿Hay una especie de lucha?
Nosotros sostenemos el contenido: cuando diseño la identidad de un museo tengo que tener mucho cuidado de no tomar posesión del contenido, porque la identidad es solo el marco. No se trata de lo que hacemos, sino del contenido. Las personas que lo hacen por primera vez suelen pensar que su trabajo de diseñador es el arte, pero es muy diferente: lo que nosotros tenemos que hacer es crear el espacio.
¿Qué le aconsejarías a los jóvenes diseñadores limeños que quieren iniciar algún tipo de empresa?

Creo que Perú tiene una historia y una identidad increíbles, una mezcla de influencias muy rica. Parece que la economía está bien para crear algo, y las pequeñas empresas están probando a nivel internacional que, si encuentras un espacio desde el cual crecer, pueden funcionar. Si tienes una idea de partida es mucho más rico que entrar a una gran pandilla. Se puede aprender de muchas influencias distintas y ponerlas en una especie de ensalada… es como la comida en Lima, lo que hacen los chefs aquí. Es muy inspirador ver cómo juntan las cosas y crean nuevos sabores sin crear una fórmula. El diseño puede hacer un paralelo usando los patrones como azulejos para componerlos una y otra vez. Perú tiene el material –como la literatura– y hay muchas plataformas para crear tus propias iniciativas.


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Escrito por

Valentina Pérez Llosa

(Ex)estudiante de filosofía. Amante del cine, la fotografía fuera del estudio, el café y la comida. facebook.com/vperezll @vperezllosa


Publicado en

Redacción mulera

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