Un bombardeo de Estados Unidos contra un hospital de  Médicos Sin Fronteras en Kunduz, al norte de Afganistán, mató a 16 personas, de las cuales nueve eran empleados de la organización y siete pacientes de la unidad de cuidados intensivos, entre ellos tres niños. Además hay 37 heridos, 19 de ellos sanitarios. 

El hospital quedó destruído. Era el único que seguía funcionando en la ciudad tras los combates desatados por la entrada de los talibanes el pasado lunes. 

El hospital en kunduz quedó inutilizable. Era el único que funcionaba en la zona.

El responsable de las fuerzas estadounidenses pidió disculpas al presidente afgano, Ashraf Ghani. “El ataque puede haber causado daño colateral a un centro médico cercano”, admitió el coronel norteamericano Brian Tribus, portavoz de la misión de la OTAN en Kabul. “Se está investigando el incidente”, añadió.

Luego hizo lo propio el jefe de las fuerzas de EEUU en Afganistán, el general John Campbell, quien también expresó las disculpas del caso a las autoridades de la república islámica.

rescatistas recuperan los cadáveres.

La fuerza aérea estadounidense es la única que opera en la zona, ya que los insurgentes no disponen de medios aéreos y los militares afganos no tienen capacidad para vuelos nocturnos.

Médicos Sin Fronteras (MSF) condenó "en los términos más enérgicos posibles" lo que llamó "el horrífico bombardeo" de su hospital en Kunduz, y confirmó que nueve miembros de su personal murieron en el ataque.

MSF dice que EEUU y afganistán sabían de la ubicación del hospital.

La organización de ayuda afirmó que los ataques aéreos contra el centro médico duraron más de 30 minutos después de que se dio a conocer tanto a las autoridades afganas como a Estados Unidos la ubicación del hospital.

ANTECEDENTES

No es la primera vez que EEUU causa víctimas civiles con sus operaciones aéreas. El julio pasado, 10 soldados afganos también resultaron muertos por error cuando aviones estadounidenses atacaron la presa que vigilaban en la provincia de Logar, al este del país. 

En los 14 años que ya dura la guerra de Afganistán fueron numerosos los casos de bombardeos a bodas, reuniones tribales y otros accidentes que terminaron minando la confianza de los afganos en el país que les ayudó a librarse del régimen talibán y abierto una brecha para la propaganda de esos radicales islamistas.