Una muestra más de cómo la sociedad está acabando con la naturaleza. Un estudio de la Boise State University confirma que el ruido del tráfico está matando lentamente el canto de las aves, debido a que existe un daño físico evidente. 

Y es que el sonido de motores y bocinas, tanto en zonas urbanas como en carreteras, provocan que las aves se estresen y que sus condiciones corporales se vean menoscabadas drásticamente. Aunque el estudio solo se enfoca en aves, también podría extenderse a otros animales.

Según informa el portal Fast Company, los investigadores construyeron una "autopista fantasma" en una zona de aves en Idaho, con simuladores del ruido de vehículos. Es decir, sin contaminación del aire ni otras manifestaciones físicas, para poder comprobar solo el efecto del sonido.

Y el resultado después de cuatro días fue terrible: las aves no comían lo habitual y muchas comenzaron a alejarse de la zona, pese a que era su hábitat natural. Las que se quedaron, registraron un daño general que complicaron su habilidad para 'cantar'.

El equipo de investigación considera que el ruido del tráfico causa que los pájaros estén en alerta constante y todo este tiempo en que están atentos a posibles amenazas les impide alimentarse.