Francisco es un líder espiritual, pero sus mensajes suelen tener una fuerte carga política. Y esta vez, en Washington, no fue a excepción. No solo se convirtió en el primer Papa en hablar en el Capitolio, sino que además, con su discurso progresista pisó callos en el Partido Republicano.

En el pleno del Congreso estadounidense, el Sumo Pontífice instó a aceptar a los inmigrantes y a combatir el cambio climático, dos temas claves a los que los republicanos se oponen abiertamente. Y si bien el presidente demócrata Barack Obama no estaba presente, su programa político, atascado en ese mismo Parlamento, recibió un espaldarazo papal.

“Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque nosotros hace tiempo fuimos extranjeros”, dijo Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano, quien además se refirió en este punto a la crisis de los refugiados en Europa y la comparó con la llegada a EEUU de inmigrantes de América Latina sin papeles en busca de una vida mejor y de mayores oportunidades. “¿No es lo que querríamos para nuestros hijos?”, inquirió.

Por ello, no sorprende que el Papa haya recibido más aplausos de los demócratas que de los republicanos, que tienen representantes -como Donald Trump- con una retórica que aviva los resentimientos, y cuya bancada en el Congreso bloquea iniciativas para regularizar a millones de inmigrantes.

Francisco además es un ferviente defensor del medioambiente: su encíclica verde es una prueba de ello, y los republicanos frenan la legislación para reducir las emisiones que provocan el calentamiento global. “Ahora es el momento de acciones y estrategias valientes”, dijo el Papa tras referirse a las “raíces humanas” del cambio climático.

Bergoglio además hizo una petición para abolir la pena de muerte, que varios partes de EEUU se aplica y esbozó una doctrina de política exterior basada en el diálogo entre enemigos y audacia para romper inercias históricas, que es similar a la de Obama. Y el Papa y presidente estadounidense son artífices del deshielo con Cuba.

Y por si fuera poco, el discurso y las ideas progresistas que defendió el Pontífice emocionó hasta las lágrimas a John Boehner, quien además de un católico ferviente, es el líder de los republicanos en el Congreso y un duro opositor al presidente Obama.

Y también generó una reacción similar en Marco Rubio.

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