La inclusión social ha sido el caballo de batalla del gobierno de Ollanta Humala y es quizá uno de los pocos campos en los que Perú puede mostrar resultados. Pero si lo comparamos con otros países de la región, vemos que aún queda mucho por hacer.
Se acaba de difundir el Índice de Inclusión Social 2015 que se publicó en la revista Americas Quarterly, que pertenece a la Sociedad y el Consejo de las Américas (AS/COA por sus siglas en inglés), dos organizaciones que trabajan en conjunto para promover la educación, el diálogo, la democracia y los negocios en la región.
De acuerdo con este ránking, Uruguay es el país socialmente más inclusivo de las Américas, con 80,2 puntos sobre 100. En el segundo puesto está EEUU, con 73,1; tercero Argentina, con 71,9; y luego vienen Costa Rica (68,8), Chile (68), Brasil (63,2), Ecuador (60,5), Bolivia (58,5), Colombia (51,4), Perú (46,6), Paraguay (44,7), El Salvador (42,3), México (40,3), Nicaragua (31,2), Honduras (28,9) y Guatemala (25,7).
Como vemos, estamos a media tabla en este estudio que evalúa a los países no solo por lo que dicen sus indicadores económicos, explicó Alana Tummino, directora de Política Pública de AS/COA y una de las autoras del estudio.
"Es una mirada multidimensional que combina cifras objetivas -por ejemplo la matrícula en la escuela secundaria- con la percepción de los ciudadanos frente al gobierno. Creemos que es una mirada más completa que la simple medición de indicadores".
Además, el índice recolecta información desagregada por género y por raza, subraya Tummnino en Infobae:
"Eso es muy importante, porque quiere decir que los países están mirando no sólo los números redondos sino también los matices de cómo sus políticas públicas afectan a sectores específicos de la población, por ejemplo las mujeres y las minorías".
El ránking se elabora a partir de 15 variables: porcentaje de crecimiento del PBI 2004-2014, proporción del PBI invertido en programas sociales, matrícula de educación secundaria, derechos políticos, civiles, de la mujer y LGBT, inclusión etnorracial, participación ciudadana, inclusión financiera de género, porcentaje de la población que vive con más de cuatro dólares al día, empoderamiento personal, capacidad de respuesta del gobierno, acceso a una vivienda adecuada y acceso a un empleo formal.
GASTO SOCIAL E INCLUSIÓN EDUCATIVA
De esas variables se desprenden datos intersantes. Por ejemplo, Costa Rica es el país de América que destina más recursos a la inversión social, a educación y salud, sobre todo. Dedica el 13,8% de su PBI. Luego siguen EEUU, con 13,7%, y tercero está Argentina, con 12,1%.
En la otra orilla, es decir, los países que ostentan los menores niveles de gasto en este rubro, son Perú (5,8%), Guatemala (5,3%) y Honduras (4,3%).
Ahora, es cierto también que mayor cantidad de recursos no garantiza, a priori, buenos resultados, pero es un punto de partida clave, porque, como dicen los expertos, no se puede corregir las brechas sociales en nuestros países sin una buena partida del presupuesto público.
Y para cerrar estas brechas no hay muchos secretos sobre lo que hay que hacer. Un elemento fundamental es la inclusión educativa, es decir, que todos tengan acceso a la educación, sin importar su sexo, grupo étnico o condición social.
La región avanzó mucho en la universalización de la escolarización primaria, pero todavía le falta mucho en la secundaria, según el estudio.
Solo un país supera el 90% de la matrícula tanto para varones como para mujeres: Chile, con 93,6 y 92,8%, respectivamente. El que le sigue más de cerca es Bolivia, con 88,7% y 87,6%; y tercero aparece Argentina, con 88% y 91,4%. Este último tiene la particularidad de que las mujeres están por encima de los hombres.
Perú, otra vez, está a media tabla en este caso, y en la cola de inclusión educativa son El Salvador (49,1% y 51,6%), Nicaragua (47,6% y 59,6%) y Honduras (46,3% y 46,2%).