El papa Francisco llegó,  a bordo de un Airbus A330-200 de la compañía Alitalia, este sábado en La Habana, que es primera etapa del décimo viaje internacional de su pontificado y con el que visitará Cuba y EEUU, dos países en pleno proceso de deshielo en sus relaciones bilaterales, en el que la diplomacia vaticana jugó un rol importante.

El Sumo Pontífice fue recibido en La Habana por el presidente Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega. Luego unos niños le entregaron un ramo de flores y el papa dialogó de forma breve con ellos, mientras cientos de cubanos lo vitoreaban desde las terrazas del aeropuerto. "Cristo vive, Cristo vive", coreaba la muchedumbre.

Enseguida la banda tocó "La Bayamesa", el himno nacional de Cuba, mientras se disparaba una salva en honor a Francisco, el tercer papa que visita la isla en 17 años.

"Quisiera pedirle a usted, señor presidente, que transmita mi saludo, admiración y respeto a su hermano Fidel", expresó el pontífice en su discurso durante la ceremonia de bienvenida.  "Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad para que la Iglesia siga alentando a los cubanos en su esperanza", agregó.

"El mundo necesita reconciliación, en esta atmósfera de tercera guerra mundial por etapas que estamos viviendo", concluyó el Papa.

Poco antes, Raúl Castro pronunció un breve discurso también tras recibir a Francisco en el Aeropuerto José Martí.  "En nombre de este pueblo, le doy la más calurosa bienvenida", dijo el presidente cubano.

El líder cubano destacó el reiterado mensaje de Jorge Mario Bergoglio contra las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad. "Para consagrar esos derechos se hizo la Revolución Cubana", replicó el mandatario.

También agradeció al Pontífice sus gestiones en el proceso de deshielo diplomático con Washington, que estuvo suspendido desde 1961. 

"Hemos agradecido su apoyo al diálogo entre EEUU y Cuba", dijo, luego agregó: "El bloqueo, que provoca daños humanos y provocaciones, es cruel, inmoral e ilegal, y debe cesar".

VISITA POLÍTICA E IMPREVISIBLE

De hecho, los analistas —incluyendo el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi— coinciden en señalar que el viaje de Francisco a Cuba y Estados Unidos será el de mayor contenido político de todos los que realizó hasta el momento el pontífice.

En su visita de cuatro días a Cuba, el Papa tiene el reto de llevar su palabra a una nación cada vez más envejecida y con una juventud que en ahora afronta los retos de una sociedad que ya ha comenzado a cambiar.

En La Habana, el domingo 20 de septiembre tendrá un encuentro con jóvenes cubanos; mientras que en Santiago de Cuba, el último día de la visita, el martes 22, lo hará con familias católicas de la isla.

La mayoría de especialistas coincide en señalar que, en la isla, Bergoglio abogará casi con toda seguridad a la necesidad de que EEUU siga dando pasos para aliviar el embargo que aún soporta Cuba.

Así lo hicieron ya Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero ahora sus palabras no caerá en saco roto, porque el deshielo ya está en marcha. Incluso el mismo Barack Obama resaltó de forma pública el papel de papa Francisco en pos del entendimiento con Cuba.

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Foto de cabecera: EFE