El triunfo del diputado británico Jeremy Corbyn en las elecciones internas del Partido Laborista ha remecido el panorama internacional, especialmente el europeo.
El nuevo líder de la organización política opositora tiene un clara tendencia izquierdista que se ha expresado en el enfoque antiausteridad de su programa. Por supuesto, en la victoria de Corbyn también ha influencia la crisis económica que vive Europa y que ha posibilitado que los ciudadanos de ese continente exigan nuevas formas de entender la política y la economía: un acercamiento real las necesidades de las personas.
Corbyn ha sabido leer las inquietudes de los militantes laboralistas. Muchos de ellos han visto con buenos ojos su programa "Corbynomics" que -entre otras medidas- propone la renacionalización de algunos servicios y aboga por fomentar la inversión pública ('expansión cuantitativa popular').
Según detalla ese programa "el Banco de Inglaterra emitiría dinero para apoyar un Banco Público de Inversiones, que a su vez financiaría proyectos de infraestructuras y vivienda social".
Como es de esperarse, esta propuesta ha generado el rechazo de algunos economistas, pero el apoyo de correligionarios del líder laboralista como Ken Livingstone, quien manifestó: "Si podemos imprimir dinero para salvar a los bancos, también podemos hacerlo para modernizar el país".
Además, Corbyn también ha señalado que no votaría por quedarse dentro de una Unión Europea que no proteja a los trabajadores ni a los ciudadanos más vulnerables.
CONEXIÓN CHILENA
Existe un episodio en la vida de Corbyn que llama la atención de Latinoamérica. El político se casó en 1987 con la exiliada chilena Claudia Bracchita (sobrina de Óscar Soto, cardiólogo de Salvador Allende), con quien tuvo tres hijos antes de divorciarse 12 años después.
Precisamente, en 1999, el hoy líder de los laboralistas apoyó la campaña para extraditar (desde Londres) a Augusto Pinochet a España. Esta acción lo llevó a conocer a políticos chilenos opositores al ya fallecido dictador. El mismo Corbyn lo relató en una entrevista con LND:
"Mi primera visita a Chile fue en 1969, cuando era una solitaria democracia rodeada por gobiernos militares (...) Después de 1973 trabajé en la campaña de solidaridad con Chile, y como concejal en Londres Norte hice todo lo que pude por ayudar a las familias chilenas exiliadas. Durante el arresto de Pinochet formamos un grupo parlamentario informal y una red muy eficiente en Londres, con muy buenos contactos como (Alejandro) Navarro y (Juan Pablo) Letelier. Cuando viajó a Londres una delegación para apoyar la campaña legal contra Pinochet, los invité a todos a mi casa".
En esa misma conversación reveló que el año siguiente viajó hasta Chile para presenciar el juicio contra Pinochet por el caso de 'La Caravana de la Muerte'.
Pero Corbyn fue más allá. En ese entonces elaboraba un informe especial del proceso legal contra el dictador chileno para presentarlo ante la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento británico y, además, preparaba el primer borrador para solicitar al gobierno de Gran Bretaña que desclasificara sus archivos sobre la venta de armas en Chile.
El FUTURO
Acorde con el análisis de diversos medios, Corbyn deberá hilar fino para ganarse el respeto y apoyo al interior del Partido Laborista ya que muchas figuras emblemáticas de esa fuerza política lo consideran un 'extremista de izquierda'. Por ejemplo, muchos de los parlamentarios laboristas de la Cámara de los Comunes han señalado que no trabajarán en el equipo del nuevo líder.
[Con información de La Tercera y EFE]
[Foto de portada: EFE]