La muerte del suboficial Adolfo Castellano mientras trataba de desactivar una granada que había sido dejada por presuntos extorsionadores frente a un colegio de Villa El Salvador ha dejado más de una interrogante, siendo la principal la siguiente: ¿Sirve realmente el protocolo que siguen las autoridades pertinentes para resolver este tipo de situaciones? 

De momento, la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) anunció la revisión y evaluación de su protocolo de intervención de emergencias tras el pedido efectuado por el ministro del Interior, José Luis Pérez Guadalupe, al director de la Policía Nacional, general Vicente Romero, sobre este caso.

¿Pero por qué el suboficial Castellano no usó los trajes especiales para desactivar explosivos o el robot manejado a control remoto que pudo recoger el artefacto sin poner en riesgo su vida? La explicación sobre el procedimiento que se siguió en este caso la brinda el propio jefe de la UDEX, comandante PNP Marino Machado.

En declaraciones a El Comercio, Machado explicó que el suboficial Castellano Carrillo que está al mando de la patrulla que llega primero a la escena de la emergencia “toma decisiones de acuerdo con su experiencia, instito y conocimiento”. Ese fue el caso del mencionado agente, al que respaldaban sus 23 años en la unidad y sus 29 de servicio en la institución.

Según el jefe de la UDEX, Castellano evaluó la situación, incluyendo la premura por minimizar los riesgos en civiles, y decidió intervenir él mismo empleando la indumentaria básica, que consiste en un chaleco de 8 kilogramos de peso compuesto de láminas de kevlar, un material sintético antifragmentario resistente, y un casco de una aleación del material antes mencionado con cerámica.

“Siempre un solo agente intenta la desactivación porque hay riesgo de muerte. Nunca se ordena: hazlo tú. Va el que está dispuesto”, detalló. Explicó que la tragedia se debió a que el explosivo que intentó desactivar Castellano Carrillo era un material de guerra que estaba preparado como un caza bobo y eso fue lo que causó la muerte del agente.

¿Hubo negligencia o no en este caso? Mientras se resuelve esta interrogante, esperemos que la muerte del suboficial Adolfo Carrillo Castellano de la UDEX sea la última de este tipo y que de una vez por todas se destierren los protocolos de antaño para atender este tipo de emergencias, teniendo como único objetivo el salvaguardar la integridad de nuestros policías.

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Con información de El Comercio y foto de cabecera de Correo