El conflicto limítrofe entre los distritos de San Isidro y Magdalena data desde hace más de tres décadas. Pero han pasado poco más de 13 años, desde que en febrero de 2002, un grupo de vecinos de Magdalena protestara para no pertenecer a San Isidro, puesto que el costo de sus impuestos encarecería.

El área en litigio está comprendida desde la altura del cruce de las avenidas del Ejército y Salaverry, hasta la avenida Sánchez Carrión, pasando por Javier Prado. Se trata pues de 42 manzanas que albergan zonas residenciales y comerciales.

A lo largo de estos años han sido innumerables las veces en que los vecinos y personal del serenazgo de ambos distritos protagonizaron altercados en los que más de uno resultó herido.

Mientras San Isidro alega que el alcalde de Magdalena, Francis Allison, pretende hacerse de ese pedazo de terreno para otorgar a diestra y siniestra licencias a empresas constructoras para el levantamiento de edificios que superan el número de pisos permitidos de acuerdo con la zonificación, Allison defiende con uñas y dientes el terreno que asegura corresponde a su jurisdicción.

LA DUDOSA DECISIÓN

En fin, para calmar las aguas, la Municipalidad Metropolitana de Lima emitió un fallo el 21 de julio pasado, en donde recomendó que 33 de las 42 manzanas en disputa, deberían ser parte de San Isidro y solo nueve de estas pasarían a manos de Magdalena del Mar.

La decisión la adoptó el Instituto Metropolitano de Planificación (IMP) de la comuna capitalina, dirigido por la funcionaria Flor de María Valladolid. La paradoja es que, con esta medida, el propio alcalde de Magdalena, Francis Allison, terminaría viviendo en San Isidro. 

Pero, además, la directora del IMP y la gerenta de la Municipalidad de Lima, Ada Constantino, también terminarían con predios en ese distrito. Y aquí es donde empiezan a cernirse sombras sobre el fallo a favor de San Isidro, que ha sido impugnado judicialmente por Magdalena.

Según Registros Públicos, la gerenta y persona de confianza del alcalde de Lima, Luis Castañeda, posee un estacionamiento ubicado en la avenida Alberto del Campo 484, Magdalena del Mar. En el corazón de la zona en disputa. El predio le costó apenas US$7,000.

Además, no solo Flor de María Valladolid -funcionaria condecorada por el alcalde Luis Castañeda- es dueña de un departamento en el jirón Ugarte y Moscoso por el que pagó US$ 57,000, sino que su cuñado y su sobrina también tienen inmuebles en la zona en conflicto y se verían beneficiados con la revalorización de sus predios.

LaMule.pe pudo constatar que el cuñado de Valladolid, Víctor Augusto Castellares Cravero, y su esposa Fanny Isabel González Vergara, son dueños no de uno, sino de dos departamentos con direcciones en la calle Contralmirante Montero (que figura como Alberto del Campo en Google Maps y con ese nombre en los letreros de sus calles).

En noviembre de 2006, Víctor Castellares Cravero y Fanny González compraron por solo US$ 58,000 el inmueble en Alberto del Campo (Contralmirante Montero) 470.

En diciembre de 2009 la pareja adquirió, por US$ 66,000, el inmueble ubicado en Contralmirante Montero (Alberto del Campo) 468, Magdalena del Mar. Con esa dirección aparece en la partida de Registros Públicos.

Y eso no es todo. La sobrina de la directora del IMP, Isabel Castellares González, también posee un bien inmueble en el décimo piso del edificio ubicado en el jirón Contralmirante Montero (Alberto del Campo) 466. El precio que pagó por el departamento fue de US$52,000 y lo compró en febrero de 2006.

CONFLICTO DE INTERESES

Hablamos, entonces, de la existencia de cinco predios que se ubican en el corazón del conflicto y exactamente en el territorio que la Municipalidad de Lima ha determinado que formará parte de San Isidro.

Uno de ellos pertenece a la gerente municipal y los otros cuatro son de propiedad de la mismísima funcionaria encargada de esta decisión y sus familiares. Todos estos inmuebles fueron adquiridos a sumas muy por debajo de las que tendrán si finalmente pasan a formar parte de la jurisdicción de San Isidro. La revalorización de los precios, tanto para alquiler o venta, es evidente. 

Una consulta rápida en la página Urbania, arroja que el costo aproximado de un departamento en San Isidro no baja de los US$150,000 y supera, en muchos casos, el medio millón de dólares.

Qué suerte comprar un depa de cinco cifras y tener la posibilidad de venderlo en seis cifras ¿no? ¿Dónde está el negocio? Saquen ustedes sus propias conclusiones.

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