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Sheila Alvarado: “Los limeños están desinformados al creer que una mujer empoderada de su cuerpo y su feminidad está buscando algo”

La artista peruana habla en esta entrevista de muchos temas, entre ellos la muestra 'Del cazamariposas y otros cuentos', en el Centro Cultural Ricardo Palma. Solo queda esta semana para verla.

Publicado: 2015-08-27

La última vez que hablé con Sheila me dio por pensar que era una especie de cenicienta moderna que habla con los pájaros. Resulta que, aunque las aves le dan miedo, un día un pajarito se le metió a la casa y desde ese momento vuelve casi todos los días. Ella hasta le puso un nombre: Humberto. Sheila come una fruta en la cocina o dibuja en su estudio a una niña que consuela a un monstruo y el pájaro de marras empieza a revolotear sobre su cabeza. Vuela sobre su cama y se sienta sobre el closet y se pone a cantar. Desde hace un tiempo el muy sinvergüenza ya ni siquiera se choca con las paredes, entra caminando, haciendo ruido con sus patas. Uno se ha acostumbrado al otro. “Cuando no estoy me deja unas cagaditas. Es muy loco porque hace unos años yo dibujé un personaje, Pelilargo, que es una niña muy parecida a mí que tiene un amigo pajarito. También me hice fotos con un ave negra en la mano. Y él es negro, pequeño y tiene unas plumas azules sobre la cabeza que bajan por sus alas y se van volviendo turquesas. Fue la chica que me pinta el cabello, Kabuki, la primera vez que fui a teñirme, la que me dijo: ‘te estás pintando como Humberto’. Y era verdad”.  

Pero en el universo de la ilustradora Sheila Alvarado hay más que pájaros infiltrados y Limeña Girl, la pin up de papel periódico que la hizo célebre. De ésta sí lleva un tiempo tratando de alejarse, porque estaba acaparando su vida, gastando su ropa y tomando su casa por asalto, con más energía que el pájaro negro. Así que un día se sentó con sus acuarelas, sus lápices y lapiceros, buscó en sus cajones viejos bocetos, textos, retomó viñetas inconclusas y salieron todas estas niñas feroces, hermanas siniestras, monstruos tiernos, magas que hacen desaparecer cosas, bosques encantados sobre papel rayado, que forman su exposición "Del Cazamariposas y otros cuentos". Relatos vivos, en movimiento, trinando, que escribe y dibuja desde siempre y que hoy se han completado sobre la pared. ¿Con ese largo pelo azul-verde, se estará convirtiendo Sheila Alvarado en otro dibujo que ya dibujó ella misma? Solo queda este fin de semana para comprobarlo en el Centro Cultural Ricardo Palma, en Miraflores.


En “Del cazamariposas y otros cuentos” tiene un lado muy naif pero también perverso. El año pasado presentaste los cuentos bilingües de la coneja poeta, que los niños leen muy bien. ¿Cómo se compagina tu vertiente sexy y seductora con tu lado naif, tim burtoniano? ¿Cómo se llevan la niña Emily Strange que vive dentro de ti y la limeña putita encantada de serlo?

(Risas) Ay, chibola, yo creo que una es todo. Somos muchas dentro de una misma. Es como si estuviéramos una muy cerca de la otra y las líneas fueran muy muy delgadas. Cuando tú haces las cosas con sinceridad puedes entrar y salir de un lugar a otro sin preocuparte de eso. Yo creo que solamente me dejo llevar por cómo me siento en determinado momento. Limeña girl, que es el personaje con el que más me identifica la gente, es muy jugueton, tiene mucho humor. Un personaje que trata sobre todo de ser directo, de mostrarse. Lo mismo creo pasa con mis dibujos. Más que timburtianos creo que los míos son goreanos, por Edward Gorey –que me gusta mucho y que por cierto ha influenciado mucho a Tim Burton–, cuyos libros son muy extraños, dependiendo de las librerías los puedes encontrar en Infantil, en comedia o en terror. A mí también me pasa que no saben dónde encajarme. Mis personajes son valientes, salvajes, descarados; dentro de ellos, por más infantiles que se vean, hay mucha sexualidad también, y dentro de los personajes más sexuales hay también mucha inocencia. La niña crece, es como un lobo disfrazado de oveja. Imagino que se parecen un poco a mí y se parecen mucho a los personajes que rondan mi vida, a mis amigos.

the gashlycrumb tinies, de gorey

¿Cuáles han sido tus influencias literarias y artísticas para esta serie de cuentos ilustrados que ahora expones?
Mis influencias son bien jaladas de los pelos. Entre lo naif, me gusta Anthony Browne o Ian Falconer. También Ana Juan y un libro hermoso que se llama Selva, de John Bauer. Entre los que hacen pin ups, me encanta George Petty, que dibuja a las mujeres muy redonditas, muy saludables, como conejos; Gil Elvgren, que hace chicas muy voluptuosas pero con caras de niña y la visión que tiene Norman Saunders de las mujeres. Bueno, el peruano Alberto Vargas, inevitable hablar de él. Mi pin up favorita es Bettie Page, por supuesto, la encarnación perfecta de la sexualidad y la dulzura –ella era realmente un dibujito y vivió tratando de ser borrada–. De los artistas plásticos, me gustan Mark Rayden, Tamara de Lempicka, Egon Schiele y un japonés que es una locura, Takato Yamamoto. De los infantiles también me gusta Janoschs Traumstunde, lo daban en canal 7, “El oso, el tigre y los demás”, que son unas historias sencillas, escuchabas el crujir de las ramas y cosas de ese tipo. Cuando los personajes atraviesan un lugar puedes ver pequeñas cositas que se mueven, como si literalmente el bosque estuviera vivo. Y mi favorito, Gorey, uno de sus libros se llama “Los pequeñines macabros”, es un abecedario de muertes de niños. Creo que las personas a las que más admiro y por tanto han influenciado mi obra, son muy duales, que pueden navegar entre múltiples cosas y no perderse en el camino, más bien repotenciarse.
En tu muestra en Ricardo Palma impresiona encontrar que por momentos parece que hubiera más palabras que dibujos. Son también cuentos, son textos escritos a mano en la pared. ¿Cuál es tu relación con la literatura?

Yo siempre escribí, creo que era algo muy natural. Siempre escribí porque sentía que las imágenes se me escapaban, porque para mí los cuentos están vivos, son como pequeños videoclips, con imágenes y sonidos, como en la serie El narrador de cuentos. Gracias a la literatura puedo guardar todos estos videos, porque yo siempre pienso y me da mucha tristeza saber que nunca voy a poder dibujar todo lo que pasa por mi cabeza. Mi cuerpo no ha estado bien últimamente y escribir me agota menos que dibujar. Lo que antes hacía en cuatro horas, ahora lo hago en día y medio. 

En tu canción “Bajo este cielo gris” no posas con las letras de Hollywood sino con las de Chorrillos. No eres Marilyn Monroe pero el viento te levanta la falda entre las palomas-ratas de la plaza san francisco. El humor, el guiño, el sol en medio de la grisura, el chapuzón en Pescadores, son algunas de las cosas que desprende la “estética Shila”. ¿Cómo se hace todo eso, cómo se ríe bajo este cielo gris, como dice tu canción?
Creo que el humor es el sol que no tenemos. Amo mi ciudad tal como es. Cuando estoy en otro lugar y veo bajo mis pies mi sombra gigantesca que se extiende me parece rarísimo. Acá no ocurre eso, acá no hay sombra, tampoco llueve. Creo que como dice mi canción, yo tengo un lápiz de color y a veces eso me basta. Tengo esa serie de dibujos “Lima, ciudad de las maravillas” y es un paseo por la ciudad a través de mis ojos, que aún siendo gris tiene cosas raras y mágicas, como el Castillo Rospigliosi o los personajes de Ricardo Palma que parecen encantados en medio del parque que está al lado del MALI o esos hongos gigantes, que parecen salidos de Alicia en el país de la maravillas, junto al Estadio Nacional. La cosa es aprender a mirar. Tiene mucho más sentido hacerse la foto con el cartel de Chorrillos pero a la gente eso le parece cholo. Si este es el lugar donde crecimos. Lo bueno de ese cielo gris es que nos da una noche rosa violácea muy extraña.
En Limeña Girls subviertes a la pin up americana de los 50s, blanca y rubita, con esta chola peruana que es la propia Shila Alvarado. De todos modos, creo que tu personaje tiene una belleza aún bastante normativa. ¿Por qué no ir más allá? ¿Cuándo pintas a otras limeñas, más gorditas, no tan de calendario, un lado B de tu pin up?

Sí, es el tipo de cosa que tengo en una lista de pendientes. Mis 400 limeñas dibujadas no me bastaron para hablar de todos los estereotipos y las formas en que las mujeres exploran o se muestran. Los cánones de belleza son una ruleta rusa.Todos los tipos de mujeres en algún momento lograron encajar. Si tú buscas en un libro de historia vas encontrarte en algún momento siendo el canon del momento. Para hablar de estas cosas me gustaría empezar a trabajar con mujeres de verdad, poder retratar a mujeres que conozco y que son hermosas, no por sus medidas. Algunas de las mujeres más sexys que conozco sobrepasan los 80 kg. Las mujeres de verdad tienen curvas.

Me dijiste el otro día que la limeña girl sale menos a la calle, desde que te topaste con toda clase de anónimos enamorados, stalkers y acosadores en general. ¿Qué tiene que soportar la limeña por pintarse sensual y con poca ropa, tú y todas las limeñas?
Para empezar, parece que los hombres están muy desinformados aquí en Lima. Creen que una mujer empoderada de su cuerpo y su feminidad está buscando algo. Yo trato de tomarme las cosas con humor pero en verdad el acoso callejero es una cuestión seria y muy triste también, porque los hombres que lo promueven y las mujeres que lo sufren, a veces no se dan cuenta de lo que está pasando. Es rarísimo que un hombre pueda confundir dos cosas tan distintas como halagar y herir. Las mujeres entonces tenemos que reprimirnos, no podemos expresarnos, vestirnos como queremos, tenemos que rodear la manzana para evadir zonas donde hay hombres, donde hay un vigilante o una construcción. Esto condiciona nuestro paso por la ciudad, nos acorrala, nos encierra. Y no es justo. Al tener que pensar tanto en cómo te va a ver el otro dejas de pensar en cómo te quieres ver tú y en cómo te sientes tú respecto a tu propia feminidad en el día a día. Al final terminamos eligiendo entre ponernos lo que nos da la gana y lo que puede evitarnos un mal trago.
¿Cómo están reaccionando ante esto las limeñas de nuevas generaciones?

Creo que las limeñas en sí somos bastante valientes y en los últimos años no hemos vuelto bien corajudas. Cada vez más volteamos para contestar: “¡¿Qué?! ¿Qué dijiste? Y al hacerlo normalmente los hombres se chupan y dicen “no, no, yo no dije nada señorita”. Esta gente suele ser muy cobarde, porque normalmente lo hacen a tus espaldas, no lo hacen frente a ti. La ciudadanía se está poniendo las pilas, pero creo que falta mucha educación tanto en los colegios como en casa. Las limeñas están tratando de sobrevivir y ser ellas mismas en medio de esa jungla de hombres y silbidos y palabras. Es loquísimo que el piropo-gileo-acoso sea tan natural en Lima y que después se espanten tanto de ver a chicas semidesnudas protestando por sus derechos.


¿Te consideras una libreamorosa?
Yo siempre me he sentido muy apasionada y siempre he tenido las cosas muy claras. Si a los tres años pude decir abiertamente que iba a ser artista, a los trece yo tenía muy claro que mi felicidad no iba a estar supeditada a un género. Creo que me gustan los seres que abrazan su vocación y son sinceros y perseverantes, es todo lo que pido en las personas que están cerca a mí y que estoy dispuesta a amar, sean hombres, mujeres o trans. Me considero libre, emocional y mentalmente. No sé si la palabra libreamorosa me pueda resumir, la palabra poliamorosa me parece horrible, creo que porque me recuerda a policía o algo así… pero creo que soy en todo caso una persona muy sencilla, y gracias a eso no me complico con las cosas más importantes, como las que tienen que ver con el amor o con el deseo.
Eres una divertida activista LGTB y te has fajado por la Unión Civil y el matrimonio obligatorio. ¿Te sientes/eres parte del colectivo?

Claro que me siento parte del colectivo, es más en este tiempo me sorprende mucho que la gente me pregunte por qué apoyo a la comunidad LGTBI. Yo creo que deberían preguntarse por qué ellos no lo apoyan. Yo no es que apoye a la comunidad es que soy parte de la comunidad y este es el momento para que la comunidad salga y se fortalezca y celebre su diversidad, la falta de derechos es muy triste pero hay que disfrutar y abrirnos. Y en estos años se vienen cosas muy fuertes. La comunidad somos todos porque no tienes necesariamente que ser bi, trans o lesbiana para ser parte de la comunidad. Si tienes una persona que quieres, eso te hace parte de esa comunidad. Un amigo, un hijo, un primo un vecino. Cómo no ser parte, somos seres sociales.


'del cazamariposas y otros cuentos'

'DEL CAZAMARIPOSAS Y OTROS CUENTOS'

Te haces fotos, te retratas a ti misma sin parar. ¿Hay algo que hayas descubierto de ti que no sabías gracias a un selfie?
Ya no me hago tantas fotos, estoy más ocupada dibujando personajes. Pero sí, descubrí que me gusta hacer muecas, hago de zombie o de chinita, o de que estoy a punto de desmayarme o ahorcada. Ah y me da mucho pudor cuando ponen fotos en las que me estoy riendo de verdad. Siento cierto pudor de mostrar mi propia felicidad. Qué extraño, ¿no?
¿Tu pájaro, Humberto, es como el pájaro pintado de Watanabe o como el poema en forma de pájaro de Jorge Eduardo Eielson?

Yo no sé si Humberto es como el de Watanabe o el de Eielson, porque es bien real cuando revolotea sobre mí mientras dibujo. Le he hecho una canción en la que se escuchan sus trinos. No se, imagino que sí, que un poco lo he inventado y un poco es real. Y que por eso siempre vuelve de alguna manera. 

humberto, su pájaro


Escrito por

Gabriela Wiener

Es escritora y periodista. Colabora en El País Semanal, La República y en La Mula. Su último libro es "Llamada perdida".


Publicado en

Redacción mulera

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