Un trabajador de fábrica y una muchacha burguesa se conocen -y se fascinan- en un parque. Una pareja sufre la pasión de doble filo que genera la distancia. Un matrimonio adinerado tiene problemas porque su hijo no encaja en el colegio. Una mujer anciana trata de convencer a su pareja de que la casa se está volviendo cada vez más grande. Santiago Antúnez de Mayolo observa todo esto preocupado. Cuatro historias salidas de su cabeza se están convirtiendo en una sola obra de teatro, y él se ve ligeramente forzado a permitir que un grupo de personas las saque de la palabra escrita al mundo real. 

Después de estudiar Comunicación y Publicidad en Lima a principios de la década de 1990 y trabajar como publicista durante algunos años, Antúnez de Mayolo decidió mudarse a Europa. En 2000, se fue con quien era en ese momento su esposa a vivir en Vizcaya, al norte de España. El matrimonio terminó poco después, y él se mudó, por recomendación de la cantante Sara Van, a Madrid. Desde entonces, la capital española ha sido su base: “me he ido de Madrid cuatro veces, y he regresado tres. Probablemente vuelva de nuevo”, cuenta sentado en las gradas de la Casa de Click, donde se está montando De amores y agonías. La primera vez, se fue a vivir un tiempo en Italia. La segunda, por amor, a Cataluña. La tercera, a Estados Unidos, donde vivió primero en Iowa -“el lugar más aburrido del planeta tierra, es plano, no hay nada que hacer. Da una sensación de agorafobia terrible: te sientes una porquería pequeñita en medio de la nada”- y después en Nueva York.

antúnez de mayolo observa una pasada de
"interiores de un matrimonio con un hijo orondo"
©raúl garcía / lamula.pe

Durante todo este periplo, Antúnez de Mayolo no vino ni una vez a Perú. “Realmente no tenía ninguna necesidad”, afirma, sin darse cuenta de que, para muchos, volver al lugar del que uno viene es una necesidad en sí misma. ¿Cuál es ahora, entonces, la necesidad? El autor dice que fue Rebeca Ráez, la directora de De amores y agonías, quien lo convenció de volver a Lima para montar la obra.

De amores y agonías es un conjunto de cuatro piezas que fueron escritas en momentos distintos, y cuya conjunción recién se pensó cuando surgió la posibilidad de convertirlas en piezas teatrales. En este sentido, el único fragmento escrito originalmente en formato dramatúrgico fue "Los desvaríos de Darío, el zapatero", en el que un empleado de una fábrica de zapatos, drogado por el pegamento que inhala en su trabajo, se aproxima a una muchacha que pasea por ahí. En la segunda pieza, "La tortuga de la señorita Brown", una pareja joven se debate entre el dolor y el placer que causa una relación pasional hasta el tormento.

antúnez de mayolo y ráez
observan un ensayo de "mínima alicia"
©RAÚL GARCÍA / LAMULA.PE

La tercera, "Interiores de un matrimonio con un hijo orondo", es un proyecto de novela que Antúnez de Mayolo ha adaptado a Lima -la versión original, que está en proceso de escritura, le sucede a una pareja rica de Manhattan-. El último relato, que también fue el primero en escribirse, es "Mínima Alicia". En él, una Alicia anciana, empequeñecida por la vejez, le asegura a un también anciano Lewis Carroll que es la casa la que se está agrandando, y no ellos quienes se vuelven cada vez más mínimos.

Para escenificar la obra, Antúnez de Mayolo, Rebeca Ráez y el co-director Aníbal Zamora hicieron una convocatoria pública de actores. Así, el trabajo se convirtió en una especie de taller-montaje en el que los actores, que en su mayor parte no se dedican al teatro, han aprendido de primera mano cómo un texto se convierte en representación. También el autor se ha adaptado a las condiciones que impone el propio oficio teatral: no solo los actores tienen sus propias interpretaciones de los personajes que él ha creado, sino que han tenido que cambiar de local varias veces antes de llegar a la Casa de Click, ubicada en una quinta miraflorina de la Avenida 28 de Julio.

santiago antúnez de mayolo en la casa de click
©RAÚL GARCÍA / LAMULA.PE

“Así es el teatro”, afirma Antúnez de Mayolo con la actitud algo romántica ante el mundo que lo caracteriza. Esa percepción idealizada se transmite también a la idea que tiene del amor: desde su perspectiva, la mejor parte del amor es la posibilidad de envejecer juntos, como los Alicia y Lewis de De amores y agonías, que pretenden pasar juntos sus últimos días. Quizá la agonía del título está más, entonces, en la posibilidad de no encontrar nunca ese amor ideal que en el amor mismo. A pesar de todo, y quizá como remedio a la desesperación, el autor es optimista.


De amores y agonías se presenta del 27 al 30 de agosto en la Casa de Click (Av. 28 de Julio 842, letra B - Miraflores).

Jueves 27, viernes 28 y sábado 29 a las 7:30pm y 9pm. Domingo 30 a las 7pm y 8:30pm.

Las entradas se pueden comprar a través de Facebook o en la misma casona antes de cada función.


[Foto de portada: Raúl García / LaMula.pe]


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