Stanley Kubrick es conocido por su extraordinario perfeccionismo técnico, la poca importancia que les da a las palabras y la profundidad conceptual de sus películas. Sin embargo, hay una cualidad de las películas del estadounidense autodidacta que, aunque probablemente todos la hemos sentido al verlas, pocas veces se resalta como una de sus características principales.
Se trata de su capacidad para obligarnos a vernos reflejados en sus personajes, a formular una serie de preguntas insistentes sobre nosotros mismos y nuestra incapacidad para vernos en la vida cotidiana. El usuario de Vimeo Stefano Westerling ha creado un supercut que resalta justamente esa habilidad de Kubrick para sacar de sus personajes una falsa honestidad con la que nos vemos irremediablemente identificados.
¿Quién no se ha sentido al borde de la locura de El Resplandor? ¿O terriblemente solo en compañía de la tecnología, como en 2001: Odisea en el espacio? ¿Quién no se ha preguntado si, a pesar de lo que los poderosos insisten en decir, la guerra es en realidad innecesaria, como resulta en Dr. Strangelove?
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