El índice general de la Bolsa de Shanghai, el principal indicador de los mercados de China, sufrió hoy su mayor caída en ocho años, un 8.49%, su quinta jornada consecutiva en rojo, después de perder 11.54% en el acumulado de la semana pasada. El antecedente más próximo es del 27 de febrero del 2007, cuando perdió 8.8%.
El efecto se ha sentido en todas las bolsas asiáticas: las que más perdieron fueron Hong Kong (5.17%) y Tokio (más del 4.5%, también quinta caída consecutiva).
Al cierre de esta nota (mitad de jornada de las sesiones en el Viejo Continente), los mercados bursátiles europeos se mueven con pérdidas de alrededor del 3%. La Bolsa de Frankfurt, la más importante de esa región, caía 5.51%; la de París, 6.84%; Londres, 5.31%, entre otra, que suman pérdidas aproximadas de 400 mil millones de euros. Wall Street, experimenta su peor sesión desde el 2011: el Dow Jones pierde 6.08%; el S&P 500, 3.19%, mientras que el Nasdaq Composite, 7.67%.
Por su parte, el precio del petróleo nuevamente cae, hasta el momento el Brent y el West Texas caen cerca de 4% (por debajo de los U$40, su nivel más bajo en seis años). Otra materia prima, el cobre, retrocede 3%. Y mientras el dólar duda, el yen y el euro crecen.
Los analistas financieros que han declarado a agencias internacionales temen que la desaceleración de China provoque una guerra de divisas. A ellos se suman los especuladores, que en medio de la incertidumbre salen a vender activos que consideran más vulnerables. Los precios suben y bajan.
En Lima, aún no abre la bolsa y el tipo de cambio sigue somnoliento. Lo cierto es que lo que ocurre en China ya nos afecta. ¿Estamos preparados?