Aunque la imagen de portada de este artículo no retrata la fluidez en la orientación sexual, sino en el género, es útil para ilustrar el cambio que está sucediendo en cuando a cómo percibimos la sexualidad. Gracias, probablemente, a la alta exposición de diversas identidades de género y sexualidad en los medios de comunicación, y a la maravilla informativa que es la internet, cada vez más personas se están dando cuenta de que no se identifican a sí mismas como absolutamente heterosexuales o homosexuales, sino en algún lugar intermedio.
Al menos esto es lo que indica un estudio británico realizado por la agencia YouGov, que encuestó a 1632 adultos británicos preguntándoles dónde se ubicaban a sí mismos en la escala de Kinsey. La escala de Kinsey fue inventada por el biólogo estadounidense Alfred Kinsey a fines de la década de 1940. Se trata de una escala del 0 al 6 en la que 0 es absolutamente heterosexual y 6 es absolutamente homosexual. Aunque sus creadores diseñaron una serie de pruebas para aplicar la escala, YouGov sencillamente les preguntó a las personas dónde se ubicaban a sí mismas.
En el conteo general, el 72% de los encuestados se ubicaban a sí mismos en el 0, es decir, como absolutamente heterosexuales. 4% decían ser un 6 (completamente homosexual) y el 19% estaba en algún lugar intermedio, con una tendencia a inclinarse hacia el lado heterosexual de la escala.
Sin embargo, mientras más jóvenes las generaciones, más flexibles se vuelven sus identidades sexuales. Los resultados entre los jóvenes de 18 a 24 años son especialmente reveladores: el 43% se ubica en el área no binaria que va del 1 al 5; el 6% en el extremo homosexual; solo el 46% dice ser completamente heterosexual.
Otras preguntas de la encuesta hacían referencia a la sexualidad como un continuo en vez de una opción binaria. El 60% de los heterosexuales apoya esta idea, y el 73% de homosexuales.
El estudio también explica la diferencia entre ubicarse a sí mismo en el 1 y en el 2 de la escala: "de acuerdo a la investigación, mientras más lejos se ubique uno del 0, 'completamente heterosexual' hacia el medio (3, o 'completamente bisexual') aumentan las probabilidades de haber tenido una experiencia sexual con un miembro del mismo género. El 23% de los que están en el nivel 1 han tenido relaciones sexuales con un miembro del mismo género, mientras en el nivel 2 es el 52%.
Aunque estos datos parezcan lejanos aun en un país como el nuestro, en el que las parejas del mismo sexo ni siquiera tienen la posibilidad de unirse legalmente y la mayor parte de chistes de los programas del sábado por la noche consisten en burlarse de alguien porque es 'amanerado', sí parece razonable recoger algo de esperanza de la juventud británica.
Como indica Hannah Jane Parkinson, de The Guardian, todo parece indicar que los conservadores cucufatos tienen razón en algunas cosas: la exposición mediática y difusión de personajes públicos que dan cuenta de la diversidad sexual anima a cada vez más jóvenes a salir del clóset o, por lo menos, a explorar su identidad sexual y saber que no está grabada en piedra.
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