Aunque sea políticamente incorrecto decirlo, al final del día todos tenemos algún tipo de cuerpo ideal en el que proyectamos nuestras expectativas de los demás y, sobre todo, de nosotras mismas. Es una creencia generalizada que estas expectativas se aplican con mayor intensidad sobre las mujeres, aunque cada vez está más claro que los hombres también tienen expectativas físicas absurdas que cumplir (véase David Beckham).

Para averiguar cómo varían esas expectativas en distintos lugares del mundo, la página de doctores en línea Superdrug encargó a la agencia Fractl conseguir distintas interpretaciones de la belleza en el planeta. Lo que hicieron fue enviar la misma imagen de una chica estadounidense a 18 diseñadores de países distintos para que las modificasen como quisieran.

Las encargadas fueron 14 mujeres y cuatro hombres de países de cinco continentes: América del Norte, América del Sur, Asia, África y Europa. Aunque el común denominador de los 18 ejemplos fue bajarle el peso a la modelo original, los resultados de este proceso varían de manera impresionante.

Para cerciorarse de las diferencias en cuanto a las expectativas de masa corporal que hay en su país según cada diseñadora, Fractl les pidió que den un aproximado del peso de la imagen resultante, tomando como altura general los 165 centímetros. 

Según el Servicio Nacional de Salud de los Estados Unidos, cualquier índice de masa corporal (IMC) inferior a los 17.5 se considera sintomático de anorexia. Cualquier cifra inferior a 18.5 se considera como bajo peso peligroso para la salud.

En China, el IMC de la mujer resultante es de 17 (46.3 kg). La versión italiana está también peligrosamente cerca de este extremo, con 18 (49 kg). En el otro extremo, solo la imagen española, de 69.4 kg, supera el límite de sobrepeso según el cálculo de IMC. El resto se encuentra dentro del espectro promedio considerado saludable.

Hay que tener en cuenta que este experimento no tiene nada de científico, y vale la pena preguntarse hasta qué punto las imágenes que han entregado estas diseñadoras están relacionadas con las expectativas de su país -o si corresponden con sus propias expectativas individuales-. El caso de la peruana, por ejemplo, es más bien extraño: 

¿Se trata aquí del estándar nacional de belleza? ¿Existe tal cosa? Si existe, ¿no sería una modelo más cercana al estilo de Susy Díaz o Milett Figueroa? Dados estos cuestionamientos, cabe imaginar que en otros países 'representados' en el experimento la reacción sea la misma.

Esto no quita que el resultado obtenido sea interesante y dé cuenta de cómo la belleza física puede ser percibida de maneras muy distintas desde distintos puntos de vista.



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