El 25 de julio pasado doce mujeres cristianas y estudiantes cuyas edades estaban comprendidas entre los 17 y 23 años, acudieron a una iglesia baptista evangélica en Jartum, la capital de Sudán. Al salir, la Policía de Orden Público las detuvo por una increíble razón: vestían pantalones y faldas.
Posteriormente soltaron a dos e intervinieron a las diez restantes. Dos de estas últimas ya han sido juzgadas y condenadas, una deberá pagar una multa y la otra tendrá que recibir un cruel castigo: 20 latigazos por vestir indecentemente.
Las ocho restantes aún permanecen detenidas aguardando su sentencia. Al parecer, los juicios se han postergado desde la semana pasada, pues los jueces los han derivado para no formar parte de la polémica. Y es que diversas organizaciones internacionales ya se han pronunciado sobre la injusticia y lo inhumano de los casos.
Por su parte Amnistía Internacional se encuentra promoviendo una campaña para evitar los castigos. En la actualidad ya cuentan con 56 mil firmas que exigen que se deroguen este tipo de penas.
La norma
El artículo 152 del Código Penal sudanés establecido en 1991, condena a quienes actúen de forma contraria a la moral pública o vistan indumentaria obscena o contraria a la moral o que provoque molestias en el sentir público. Sin embargo no se detalla qué significa vestir indecentemente.
De acuerdo a la moral subjetiva de la Policía de Orden Público, usar pantalones puede ser un delito castigado hasta con 40 latigazos. Las otras penas consisten en multas y menores sesiones de azotes.
Para Amnistía Internacional esta es una medida incorrecta para implantar el orden:
"Esta es una forma tremendamente discriminatoria y completamente inadecuada de imponer el orden público, que viola los derechos de las mujeres".
La defensa
El abogado de las mujeres, Jartum Mohaned, afirma que estas normas son ilógicas para la época en la que vivimos. Además acusa al presidente de Sudán de permitir este tipo de atropellos:
"Pretende aplicar la sharia islámica y no todos los sudaneses son musulmanes, la prueba es que estas chicas son cristianas y su vestimenta es normal y aceptada según sus creencias".
Sin embargo, no todos creen que el problema de fondo es la religión. Para Amnistía Internacional, la cuestión tiene más que ver con el valor de las mujeres en la sociedad sudanesa:
"El motor de estas leyes no es la religión sino la subyugación de las mujeres en Sudán, su discriminación ya sean musulmanas o cristianas. Lo que se pretende es regular su comportamiento y someterlas".
(Foto de cabecera: amnistiapr.org)