La problemática del narcotráfico en el Perú toca a distintas regiones, rubros y estratos socioeconómicos. Genera una cadena de tipo económica, al margen de la ley, que, en relación a las drogas cocaínicas, depende necesariamente del cultivo de la coca por parte de los agricultores.

La decisión y la costumbre de los campesinos de vender su cosecha de hoja de coca a los responsables de procesarlas en pozas de maceración -para transformarla en pasta básica- se debe a razones económicas: para subsistir.

Los agricultores del VRAEM saben muy bien que la venta de su producción al narcotráfico inserta su trabajo en una cadena ilegal y que, sin duda, los criminaliza en cierta medida. Sabiendo eso, ¿por qué lo siguen haciendo a pesar de la peligrosidad que conlleva a ello?

Un reportaje publicado hoy en el diario de La República, de Melissa Goytizolo, otorga datos, testimonios y explicaciones sobre las contradicciones que más que atañan a quienes siembran la erythroxylum coca en sus tierras de ceja de selva y selva alta peruanas, hablan más bien de contextos socioeconómicos con pocas oportunidades de desarrollo debido a la inefectiva presencia del estado en dicha región.

-> “El agricultor cocalero mayormente trabaja su coca y la vende al narcotráfico, esa es la verdad”, sostiene Próspero Ayala, secretario general de la Federación de Productores Agropecuarios del Vraem (Fepavraem).

-> “Al cocalero no le queda otra [vender su coca al narcotráfico] porque la Empresa Nacional de la Coca (Enaco) paga un precio demasiado barato por ella y no justifica la canasta familiar del campesino. Además, Enaco no compra cualquier tipo de hoja de coca. Siempre busca un producto de muy buena calidad. Los otros (los narcotraficantes) te compran lo que sea, a ojo cerrado”, explica el dirigente cocalero del distrito de Samugari (Ayacucho), Palomino Cárdenas.

-> El secretario general del Fepavraem afirma sobre las políticas del gobierno de erradicación: "Si se aplica una erradicación forzada de los cultivos de hoja de coca, nos opondremos con nuestra vida. El pueblo se va a levantar. Será una catástrofe. Habrá mucha violencia". Esto se entiende ante un contexto en el que campesinos de la región piden al gobierno que retome el diálogo y preste atención a su pliego de reclamos.

Según informa el diario:

"En las zonas cocaleras los narcos pagan por una arroba de hoja de coca (equivalente a 11 kilos aproximadamente) alrededor de 100 soles. Si por cada hectárea se producen 100 arrobas de hoja de coca, un agricultor al año podría obtener 40 mil soles". 
"Pero de ese total el agricultor debe descontar la mitad que gasta en la contratación de mano de obra, con lo que quedan 20 mil soles. Pero a este monto se le deben descontar 6 mil soles más o menos que representa la compra de pesticidas y otros productos químicos que requiere el agricultor. Al final la ganancia líquida sería de 14 mil soles".

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(Foto de portada: Reuters)