César Acuña ha dado a lo largo de su 'carrera' política más de una razón para ser considerado una personalidad digna de análisis. En el afán de pintarse como el hombre que se hizo un empresario exitoso desde abajo, lo único que ha conseguido es caer en gestos absurdos que solo reflejan su intención de vender su imagen de político con miras a alcanzar la que parece ser su obsesión: la presidencia de la República.

Pero si creíste verlo todo con los comerciales de la 'raza distinta' o la atribución de frases de filósofos como propias, hoy el gobernador de la región La Libertad nos ha sorprendido fusionando el ego de cierto expresidente con las ganas de 'dejar huella' de la manera más inútil como cierto alcalde capitalino.

El diario La Industria de Trujillo da cuenta este miércoles del nuevo diseño impuesto por Acuña en el sillón que ocupa para recibir en audiencia a los distintos visitantes que acuden hasta su despacho. Nada menos que uno con su rostro y el símbolo de su partido tallado en la parte superior.

"El sillón rojo con tallados republicanos que mandó a diseñar la autoridad liberteña para ser ubicado en la sala de estar de su despacho, tiene nada menos que su rostro en la parte superior, como símbolo - aparentemente- de superioridad sobre un ilustre visitante", señala la publicación.

¿Y a qué viene esto? Dado los antecedentes del exalcalde de Trujillo, debería quedarnos solo esbozar una sonrisa y tomarlo como uno más de sus excesos, pero lo cierto es que la 'personalización' que Acuña le da a los cargos públicos a los que ha llegado por elección popular, obviamente resulta criticable.

Porque más allá del pésimo diseño (que alguien le diga que el tallado no le hace ningún favor), es inadmisible que en la sede de un gobierno regional se haga proselitismo colocando el símbolo de una agrupación política hasta en los lugares más insospechados de una sede gubernamental, por más partido oficialista que sea.

"Aquí no estamos hablando de malversación de fondos, sino de proselitismo. No se puede hacer referencia o tener símbolos de un partido. en una gestión pública", Luis Santa María a La Industria.

Pero sobre todo hay que tener en cuenta un dato interesante: Acuña lleva menos de un año en el cargo y ya anunció que renunciará para postular en las presidenciales del 2016. Es decir, no solo le da igual la gente que votó por él para que sea Gobernador por cuatro años, sino que quiere irse por ambición política no sin antes dejar su sello hasta en los muebles de la sede regional.


¿No es para reírse? No, ya lo dijimos más arriba, si revisamos sus antecedentes...

César Acuña, el que no hace 'politiquería'

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