Como estaba previsto, el último mensaje a la Nación de Ollanta Humala que dio como presidente en el Congreso no trajo anuncios importantes que permitan esbozar una idea de qué hará en los próximos 12 meses . En la hora con 15 minutos que duró su discurso, se centró más bien en hacer un balance de su gestión.

Ni si quiera hizo mención al tema del alza del sueldo mínimo, como se había especulado en las últimas horas. Y en seguridad ciudadana, que es el principal clamor de la gente, solo se refirió a los decretos emitidos por el Ejecutivo al amparo de las facultades legislativas: las nuevas leyes en contra del sicariato y de la extorsión en construcción civil, además del anuncio de que en diciembre se recuperará exclusividad del servicio policial.

Las políticas sociales y la educación son el legado que el presidente Humala quiso destacar, por el énfasis que le dio en su discurso a ambos temas en los que, para ser justos, sí tiene logros que mostrar.

Sin embargo, tampoco ahí hizo anuncios importantes, salvo la creación de un programa para personas con discapacidad, que se iniciará en agosto en Tumbes y Ayacucho, y que entregaría pensiones a 4,449 peruanos que tengan algún tipo de discapacidad y en situación de pobreza de cinco departamentos hacia el 2016. 

Cero autocrítica y omisiones

Aunque muchos esperaba que Humala haga una especie de mea culpa por los errores y desaciertos de su gobierno, que provocaron que llegue a su último año en el poder totalmente aislado y en un situación política precaria. Pero, al parecer, el mandatario vive en un país imaginario, que no hay nada de qué arrepentirse ni rumbos que enmendar. 

De hecho, el 47% de peruanos piensa que hoy estamos peor que al inicio del gobierno de Humala, según Datum.

Ni siquiera hizo una mención a los conflictos sociales. Su gobierno empezó con las protestas por el proyecto Conga y termina con la convulsión por Tía María. Y omitió ambos temas.

Humala tampoco dijo qué se hará en el último año para enfrentar la desaceleración económica en un contexto internacional complejo, ni qué medidas se tomarán para reactivar la inversión y recuperar la confianza del sector privado.

De hecho, el índice de confianza para invertir de Apoyo Consultoría cayó a sólo 3 puntos, nivel muy lejano a los 54 puntos que había en junio del 2010, cuando Alan García estaba a un año de terminar su gestión, o a los 34 de junio del 2005, con Alejandro Toledo como presidente.

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