Hoy, mientras dormíamos, las acciones chinas registraron caídas generalizadas que provocaron el mayor desplome de los índices de referencia en Shanghai y Shenzen en más de ocho años ante la incertidumbre sobre el mantenimiento del apoyo prestado por Pekín.
El Shanghai Composite cayó 8.48%, su mayor caída desde febrero del 2007, antes de la quiebra de Lehman Brothers. Por su parte, el índice CSI300 retrocedió 8.6%.
En tanto, la Bolsa de Shenzhen se desplomó 7.59% en su principal indicador, con lo que se reprodujo la misma tendencia en ambas plazas del mercado chino, especialmente sensible a los rumores y al ánimo de sus inversores individuales, en su gran mayoría aficionados.
La fuerte caída de hoy coincide con el anuncio de un dato macroeconómico negativo, como ha sido la caída del 0.3% interanual en junio del beneficio de las principales firmas industriales chinas en contraste con el crecimiento de un 0,6% interanual que registraron en mayo, según informó la Oficina Nacional de Estadísticas.
La caída china influyó en los cierres negativos del resto de bolsas asiáticas y en el inicio de las bolas europeas. Más tarde veremos cuánto influyó en Latinoamérica.