Mientras en la mayor parte del mundo solo se conocen algunos tipos de papa, la diversidad que existe en el Peru llega casi a 5,000 variedades, desde el amarillo yema, pasando por el violeta o el rojo, que adoptan los más diversos colores o formas. Y esa riquísima variedad no es solo interesante por su apariencia, sino porque revela además el alto contenido en vitaminas, carotina y antioxidantes de cada tipo de papa. Eso convierte a este tubérculo en un bien muy necesario para combatir la desnutrición en muchos países.

La papa ha salvado al mundo de hambrunas. Ahora, papas andinas poco conocidas podrían acabar con la malnutrición. El Centro Internacional de la Papa (CIP) presentó recientemente en Bruselas un proyecto regional con aspiraciones globales.

“Al traer los españoles la papa a Europa y que de aquí pasara a otros continentes, la papa cumplió ya su función de salvar al mundo del hambre. Es el tercer cultivo en importancia mundial”, explicó André Devaux, director regional del CIP, con sede en La Molina.

“Ahora lo que estamos intentando es adaptar algunas de las 5,000 variedades nativas de Los Andes, ricas en hierro, zinc, vitamina C y antioxidantes, para que aporten a mejorar los niveles de nutrición a nivel mundial”, resaltó.

Proyecto andino

¿Qué es lo que ha hecho el CIP? Durante el periodo 2011-2014 impulsó en zonas rurales andinas de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia el proyecto Innovation for Food and Nutritional Security, experience from the Andes, mediante el cual trabajó con 366, 1,135, 688 y 3,094 familias, respectivamente, para mejorar su producción, su acceso al mercado y la educación de las madres en cuanto a la nutrición de los menores. 

Cabe anotar que aunque esos países hayan tenido un desarrollo económico notable, según datos de Unicef, los niveles de desnutrición en niños menores de cinco años varían entre 25% y 30% en Ecuador, Perú y Bolivia, y entre 12 y 16% en Colombia. A los programas estatales de complementos alimentarios –para aumentar el nivel de hierro por ejemplo– el CIP contrapone la educación nutricional. “Hemos trabajado contra hábitos no muy saludables como destetar demasiado tarde al niño y educando a las madres en los valores nutritivos de sus papas nativas como un excelente alimento de transición”, dice Devaux.

De los Andes al mundo

Ahora se trata de internacionalizar la experiencia. “El centro ha seleccionado 20 variedades andinas con alto nivel de nutrientes –hierro, zinc– e intenta adaptarlas para introducirlas en África y Asia. En Etiopía, India, Malawi, Mozambique, China, Uganda, Indonesia, Filipinas y Vietnam hay sedes de este centro que es guardián de todas las variedades que existen del tubérculo andino.

Un ejemplo: las variedades de color naranja de la papa dulce (también llamada camote) contiene alto nivel de caroteno, que puede aliviar la deficiencia de vitamina A. También otras variedades ricas en vitamina C hacen que el cuerpo elabore mejor el zinc. Además, según información del CIP, crece en condiciones marginales, es barato, se multiplica fácilmente y sus hojas también son utilizables.

“En muchos países africanos, en zonas de altura, la papa es una buena alternativa. La papa es el cultivo que produce más alimentos por unidad de tiempo y unidad de superficie. Es muy eficiente. Queremos apoyar que se siga produciendo, pero de mejor calidad con los nutrientes”, detalla Devaux.


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