En Argentina le está cayendo de todo a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por su decisión de reubicar el monumento a Cristobal Colón de la plaza que lleva su nombre en Buenos Aires y poner en su lugar uno de la heroína independentista Juana Azurduy, el mismo que será inaugurado este miércoles por la misma Fernández y su homólogo boliviano, Evo Morales.
Después de dos años de polémica, la escultura de 25 toneladas y 9 metros de altura (16 contando la base), será finalmente develada en la plaza ubicada detrás de la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino.
Pese a que ya no existe nada que cambie la decisión, las protestas se han dado con mayor intensidad esta semana, siendo más específicos desde el sábado, cuando la figura de Colón fue trasladada hasta la zona costera del Río de la Plata, al frente del Aeroparque Metropolitano.
El acto de inauguración que se realizará tres días después de la fecha de nacimiento de Azurduy y del Día de la Confraternidad Argentino Boliviana, cumple así un deseo personal de la mandataria argentina, quien ha considerado que la figura de la mujer del también militar independentista Manuel Ascencio Padilla es más relevante en la historia de la región que la del navegante genovés, al que asocia con la posterior llegada de los invasores españoles a tierras americanas.
La estatua de Colón, tallada por Arnaldo Zocchi, fue inaugurada el 15 de junio de 1921 bajo financiación de la comunidad italiana en la capital argentina, -una de las que hoy más protesta con su retiro-, y lo mostraba mirando hacia el río. Un detalle que podria parecer sin imporancia pero que tiene mucha significación, puesto que la de Azurduy, en palabras de su creador, Andrés Zernery, mirará 'hacia el continente'. "Es un símbolo que va mucho mas allá de lo coyuntural".
Podrá ser vista directamente, además, desde el Salón de las Mujeres Argentinas de la casa presidencial, inaugurado también por Fernández de Kirchner en 2009.
Pero, ¿quién fue Juana Azurduy?
Se trata de una mujer considerada 'patriota' de lo que antiguamente era el territorio del Alto Perú (que posteriormente derivaría en la actual Bolivia), que luchó en compañía de su esposo, el también militar Manuel Ascencio Padilla, por la emancipación del Reino de España en el Virreinato del Río de la Plata. Al morir su marido fue ella quien lideró las tropas. Hoy su memoria es reconocida tanto en Bolivia, su territorio natal, como en Argentina.
¿Debe considerarse la idea de reemplazar los monumentos a personajes extranjeros por héroes propios una idea descabellada? ¿No pasó lo mismo en Lima con la reubicación de la estatua de Francisco Pizarro de las cercanías a la Plaza de Armas? ¿Dónde está lo malo en darle un lugar privilegiado a alguien que luchó por la independencia de la región? No lo entendemos, y al parecer muchos argentinos tampoco.
Y a todo esto... ¿nosotros no seguimos teniendo por ahí un 'Paseo Colón'? Decimos, nomás.
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