Puede que no te guste, pero un día te descubres cantando una canción de Chayanne. Todo el día, sin parar. Incluso cuando cierras la boca, la canción sigue ahí en tu cabeza, como si se hubiera filtrado en la sangre. No se sabe qué melodía se instaló en los autores del reciente estudio Tunes stuck in your brain, pero han encontrado ciertos avances para entender este fenómeno llamado “imágenes musicales involuntarias” (INMI, por sus siglas en inglés).  

Hasta ahora se sabía que las personas con tendencia neurótica eran más propensas a esto, pero no se sabía exactamente las razones neuronales. El estudio de cuatro investigadores ingleses ofrece nuevos avances: existe una relación entre la frecuencia con que se le entromete una canción a las personas y el espesor de las regiones del cerebro relacionadas con la capacidad de imaginar sonidos ausentes, las emociones y la memoria.

Detalles de las zonas involucradas. (Tomado de sciencedirect.com)

A esas conclusiones han llegado tras analizar a 44 personas, entre hombres y mujeres, entre 25 a 70 años, sin ningún tipo de daño neurológico o auditivo o conocimiento especial en música. A estos se les hizo responder encuestas sobre la frecuencia con que les sucede esto y cómo se relacionan con ello. Dichas respuestas se compararon con resonancias magnéticas de sus cerebros. Así encontraron relaciones directas entre el espesor de corteza cerebral, las regiones dedicadas a la memoria y la frecuencia con que se da el INMI en las personas.

"Este estudio es el primero en investigar la base neuronal del INMI. Nuestros resultados enlazan varias facetas de este con la variabilidad de la estructura cortical, proporcionando pruebas de que la estructura de las áreas frontal-temporal, cingular y parahipocampal contribuyen al proceso de la experiencia musical interna y espontánea", escribien los autores en la revista Consciousness and Cognition.

¿Por qué la neurociencia invertiría tiempo y dinero en esto? Además de tratarse de un hecho omnipresente y, por lo tanto, complejo, los investigadores evalúan cómo este puede influir en el estado de ánimo y las emociones, de la misma manera que cuando se escucha música de manera consciente. Además, según el blog ILF Sciencie, alrededor del 40% de nuestros pensamientos diarios no están bajo control voluntario y el INMI es una de las formas más frecuentes de este tipo.

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