La Universidad de Durham en Inglaterra evaluó los resultados de un programa escolar llamado Filosofía Para Niños (Philosophy for Children). En él, los niños de 4to y 5to de primaria tenían por lo menos una clase semanal de filosofía en la que, guiados por un profesor, discutían temas como la verdad, la justicia y el bullying. 

El programa fue realizado por la Sociedad para el avance de la investigación y reflexión filosófica en la educación (Sapere, por sus siglas en inglés) en 48 colegios públicos ingleses, y evaluado independientemente por la Universidad de Durham.

Los resultados de un año aplicando el programa de Filosofía Para Niños fueron positivos en comparación con niños de las mismas edades que no llevaron el programa. En promedio, los alumnos de las 48 escuelas mostraron un adelanto de dos meses en las materias de matemática y comprensión lectora. Además, según los profesores y los alumnos, mejoraron las actitudes en clase y aumentó la participación.

La Universidad de Durham nota que hay una diferencia entre los alumnos en desventaja económica –que requieren el programa de refrigerios gratuitos escolares– y los demás: los alumnos en desventaja tuvieron un impacto más positivo en las materias evaluadas, ayudando a superar algunas brechas cognitivas relacionadas con la pobreza.

Por otro lado, en una prueba de Habilidades Cognitivas, los niños que participaron en el programa de Filosofía Para Niños mostraron resultados ligeramente mejores que los demás, pero no son lo suficientemente significativos para ser tomados como referencia.

En general, la magnitud del impacto del programa fue sorprendente, ya que alcanzó no solo las habilidades de razonamiento verbal y capacidad de diálogo, sino materias que aparentemente no están relacionadas, como la matemática y la comprensión lectora, además de tener un efecto positivo sobre el comportamiento de los alumnos.

La Universidad de Durham encontró, pues, resultados completamente positivos en el programa, además de un costo de implementación bajo, ya que consiste básicamente en generar espacios de discusión abierta en los que los niños se sientan cómodos.



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