A pesar de que se crea que la masificación de las pantallas en el mundo de hoy ha dejado atrás la lectura, la verdad se que se lee más que nunca, solo que se trata de otro tipo de lectura. Son miles de palabras las que digerimos entre mensajes de texto, correos electrónicos, redes sociales y webs. Según un informe de la universidad de California publicado en 2009, la cantidad de personas que leen se triplicaron entre 1980 y el 2000. ¿Qué hemos perdido y qué hemos ganado con ese embutimiento de palabras?
La variables son muchas: el formato (papel, tablet, computadora, laptop, smartphone), el tipo de texto (noticias, novelas, ensayos, informes, documentos, correos), y la generación a la que pertenece el lector.
Según un estudio de la Universidad de San José del 2005, la lectura en pantalla se caractriza por estar dedicada principalmente a la navegación a partir de palabras claves, a una única lectura y un método más selectivo que rompe la tradición lineal. Por lo mismo, el tipo de lectura, en esos formatos, se vuelve de más superficial y la capacidad de atención se disminuye, han señalado distintos especialistas a Fast Company, que ha resumido los principales hallazgos sobre el tema.
"Revolotear está muy bien para revisar nuestros e-mails, pero no está bien para otro tipo de lecturas más formales”, opinó el neurocientífico Maryanne Wolf. de la Universidad de Tufts.

Algunos dispositivos, como el Kindle, han tratado de fusionar las funciones de las pantalla con el formato tradicional de lectura. Y, en cierta medida, parece que lo ha logrado. Un estudio de la Universidad de Stavanger, Noruega, demostró que la conexión del lector, el tiempo invertido y la comprensión eran muy similares entre los grupos de estudiantes que participaron del proyecto. Salvo a la hora de reproducir la trama. Quienes leyeron de un libro tuvieron mayor capacidad para hacerlo.
La directora de este estudio, Anne Mangen, señaló que una de las diferencias más significativas es la referencia del contenido total que brinda un libro físico. Pasar las páginas y ser consciente constantemente de cuánto se avanzado en la lectura facilita la elaboración de “un mapa mental del texto”. Esto, en un formato con una única pantalla, no existe.
La pregunta sobre los beneficios de las distintas plataformas de lecturas que existen hoy sigue abierto. Pero por el momento lo que queda claro es que cada cual favorece un tipo de lectura que es adecuada para determinados casos. ¿Necesita bucear en información? Encienda la pantalla. ¿Necesita concentrarse? Abra un libro. No tienen por qué competir.