Guy Verhofstadt, expresidente de Bélgica y actualmente presidente de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa, protagonizó ayer en el Parlamento Europeo una intervención que rápidamente se extendió por las redes sociales en Europa. El político demandó al primer ministro griego, Alexis Tsipras, que termine con los privilegios de los militares o de la iglesia ortodoxa en Grecia para hacer más eficiente su gasto público.

"Tienen que acabar con los privilegios. Los privilegios de los propietarios y fabricantes de embarcaciones, los privilegios de los militares, los privilegios de la iglesia ortodoxa en tu país, los privilegios de las islas griegas, pero sobre todo, no olviden acabar con los privilegios de los partidos políticos y la relación con los bancos que les conceden continuos préstamos para evitar la quiebra de Syriza y otros partidos. Todo esto deben detallarlo en el paquete de reformas y entregar esas propuestas en los próximos días", dijo eufóricamente.

"Estoy muy enfadado, porque hablas de reformas continuamente, pero nunca las concretas ni las pones en marcha... Lo peor es que no son ustedes los que van a terminar pagando estos errores, los terminarán pagando por desgracia los ciudadanos griegos, el 'Grexit' y la deuda pública van a tener que pagarla la gente sencilla y llana", reprochó.

Además le pidió que reduzca el sobredimensionado Estado: "Sé que es difícil para un partido de izquierdas hacer esto; deben abrir los mercados para que los jóvenes puedan tener un empleo y un futuro".

Por su parte, Tsipras lo escuchó tranquilamente, sin inmutarse, cuando tomó la palabra, y prometió reformas creíbles para convencer a la UE y libere los fondos del tercer rescate, que permitirá a Grecia seguir afrontando sus pagos. 

Como se sabe, las reuniones que se esperaban como culminantes no tuvieron acuerdos y más bien han surgido nuevas promesas. Con lo cual esta novela aún tiene capítulos pendientes.

Mientras tanto, Tsipras sigue motivando simpatía y enconos. Lo cierto es que desde que llegó al poder, no sólo los conservadores griegos se incomodaron, sino también los líderes económicos europeos que siempre lo vieron mal al conocer sus promesas electorales izquierdistas contra el modelo económico europeo. Sin duda, este antagonismo político ha influido para que las negociaciones entre Grecia y el Eurogrupo aún no lleguen a acuerdo alguno para un nuevo rescate financiero.

Pero no crean que Verhofstadt odia al mandatario griego, aunque, claro, esta foto puede ser de protocolo:

foto: enikos.gr


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