Chile y la conquista de la primera Copa América de su historia anoche tras superar a Argentina en la tanda de penales desató la algarabía de su afición en las gradas del Estadio Nacional de Santiago y contribuyó a cambiar el funesto pasado de este recinto deportivo, que hace 42 años fue usado como un improvisado campo de concentración de los izquierdistas opositores a la dictadura militar de Augusto Pinochet.

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"En un lugar donde hubo tanta tristeza y muerte, hoy le dimos una alegría a este pueblo", señaló el jugador chileno Jean Beausejour para retratar el triunfo histórico de 'La Roja' que convirtió a este estadio en un símbolo de unión de un país que actualmente vive una crisis social y política que sus ciudadanos han dejado de lado para celebrar. 

La presidenta Michelle Bachelet, víctima en carne propia de las atrocidades del régimen de Augusto Pinochet, fue una de las 50 mil almas apostadas en las tribunas del mencionado recinto deportivo que celebró el triunfo de su selección, como lo hizo durante toda la Copa América cada vez que jugó Chile, y en medio de abrazos intentaron dejar atrás el oscuro capítulo de su historia que se vivió en el principal escenario deportivo de su país.

Entre el 12 de septiembre y mediados de noviembre de 1973, más de 40 mil personas -entre chilenos y extranjeros- fueron apresadas en el Estadio Nacional de Santiago, donde además se realizaron fusilamientos y torturas para que delataran a los dirigentes o simpatizantes de los partidos que apoyaron al depuesto gobierno socialista del presidente Salvador Allende.

El diario El País de España reproduce algunos pasajes del Informe Valech, elaborado por la Comisión Nacional sobre prisión política y tortura, revela que los detenidos recibían maltratos desde el momento en que ingresaban al Estadio Nacional de Santiago y que, una vez eran registrados, eran trasladados a los camarines que fueron utilizados como celdas masivas, mientras que otros ambientes se emplearon como sala de interrogatorios y torturas.

En los vestuarios los detenidos estaban hacinados, incomunicados, sin abrigo ni condiciones higiénicas mínimas. Muchas de las prisioneras embarazadas sufrieron abortos producto de las torturas. Los varones eran quienes peor lo pasaban en los interrogatorios, ya que se les infringía torturas como golpes, aplicación de electricidad, ahogamientos en estanques con agua y vejaciones sexuales, que eran presenciadas por otras víctimas. Eran además colgados del techo, quemados con cigarrillos y sufrieron permanentes simulacros de fusilamiento.

“Fui obligado a jugar a la ruleta rusa, con una pistola apuntada en la sien”, contó a la Comisión Valech un hombre que estuvo detenido en septiembre de 1973. Una mujer que permaneció recluida en la misma época relató: “Estando embarazada fui torturada, violada y manoseada por un grupo de efectivos militares”.

En 2009, bajo la primera gestión de Michelle Bachelet, el Estadio Nacional de Santiago fue remodelado en su totalidad con excepción de la Galería Norte, en la que se recuerda con sus tablones originales la estructura que tenía el recinto deportivo cuando se produjeron las atrocidades contra los miles de prisioneros en dicho lugar en la dictadura de Pinochet. 

"Un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro”, se lee en esa parte del escenario deportivo, que permanece vacía en los partidos de la 'Roja'. Para no olvidar.

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Foto de cabecera: AP