Leer el comportamiento de un tribunal en base a prejuicios es un mal negocio. Esa es la principal conclusión a la que llegó el abogado César Azabache sobre el caso del emerretista Eduardo Nicolás Cruz Sánchez, 'Tito',  versus el Estado peruano.

"La Corte Interamericana ha demostrado que es un tribunal de verdad", nos dice en su oficina, donde lo buscamos para conocer su opinión sobre el fallo que pide investigar la muerte de 'Tito' y concluye que no hay razones suficientes para pensar que otros dos emerretistas, Herma Meléndez Cueva y Víctor Peceros Pedraza, hayan sido abatidos fuera del enfrentamiento ocurrido durante la operación militar que puso fin al cautiverio de 72 rehenes, tras 126 días en manos de miembros del MRTA  en la residencia del embajador de Japón en Lima, en 1997.

Porque si hay alguien que conoce bien este proceso es él: fue agente del Estado peruano ante la Corte de San José en los albores de este caso.

Azabache sostiene que para esclarecer la muerte de 'Tito' hay un nombre clave: el coronel (r) José Zamudio, un exoficial de la Policía Nacional del SIN de Vladimiro Montesinos. Para empezar a cumplir el mandato de la Corte, el Estado debe primero ubicarlo y luego ponerlo en manos de la justicia. 


¿Cuáles son sus impresiones del fallo de la Corte Interamericana sobre el caso Cruz Sánchez versus el Estado peruano?
En su decisión, la Corte concluye que no hay razones para pensar que Peceros Pedraza y Meléndez Cueva hayan sido abatidos fuera del conflicto, y reconoce que un conflicto de la intensidad del de la embajada puede producir decesos que no son susceptibles a ser vistos bajo las reglas de violaciones a derechos humanos, es decir, la parte más dura del caso está resuelta a favor del Estado.

¿Y el otro extremo del fallo, el de Cruz Sánchez?
Ese extremo de la sentencia no se refiere a los comandos, se refiere a las intervenciones post recuperación de la embajada y fueron la base desde el primer día sobre los que se organizaron los cargos contra una persona en especial, que era el coronel Zamudio, jefe del grupo Júpiter del SIN. Esa parte de la sentencia de la Corte Interamericana es la misma que subsiste en la sentencia del tribunal ordinario y de la Corte Suprema, de modo que es una sentencia que dice que hay incógnitas no resueltas, como las condiciones en que se produjo el deceso de Cruz Sánchez en concreto, no contiene ningún juicio negativo contra el operativo.

Si el escenario que plantea la Corte IDH es el mismo que planteaba la decisión que emitió el Poder Judicial peruano, ¿qué posibilidades hay de que los comandos Chavín de Huántar vuelvan a ser investigados? 
Ninguna. Este no ha sido un caso contra los comandos, es un caso sobre las condiciones en que murió Cruz Sánchez. La falta de claridad con que tocamos la muerte de Peceros Pedraza y Meléndez Cueva desde el principio es una de las grandes fuentes de confusión que se han arrastrado a los largo de todos estos años. De hecho, el tema de los comandos fue el gran factor disociador, creo que no está totalmente claro entre nosotros que el operativo y la historia legal de los comandos con este caso no tiene conexión con la investigación sobre el deceso de 'Tito' y la fuga del coronel Zamudio, quien es el que no ha estado presente en el procedimiento y no nos ha explicado qué cosa es lo que puede haber pasado. Ese el cabo que está pendiente, no tiene nada que ver con los comandos.

¿Por qué entonces cree que el ministro de Justicia, Gustavo Adrianzén, dice que el Gobierno  ha hecho una defensa sin precedentes de los comandos en este caso? ¿Qué pretende con ello?
Quiero pensar que el ministro, que ademas estuvo involucrado en este caso como procurador del Ministerio de Defensa, está tratando de expresar el respaldo que la sociedad y el Estado le deben a los comandos en un entorno en que la preocupación por la suerte de estos ha existido, pero no creo que una declaración de ese tipo tenga más alcance que ese. Ahora, investigar las condiciones en que Cruz Sánchez pueda haber sido abatido, ni es una tarea compleja ni tiene porqué ser sobredimensionada. La escena es muy clara y se delimita a un momento posterior a la conclusión de la recuperación de la embajada. Cruz Sánchez se había 'colado' entre los rescatados, se 'disfrazó' como uno de ellos, pero es identificado y es devuelto al equipo que Zamudio dirigía después de la recuperación de la embajada. ¿Qué ocurrió luego? ¿Por qué 'Tito' tenía un tiro que provocó esta investigación? ¿Por qué su cuerpo estaba fuera del área de enfrentamiento? ¿por qué murió luego de que combate había acabado? Esas son cosas que justifican una investigación, que deben tener explicación, pero sobre las que no hemos tenido ninguna versión en 18 años, eso es lo produce esa suerte de entrampamiento. Es incómodo que el Estado no pueda dar cuenta del destino final de personas como Zamudio que tendrían que responder sobre este tema, que provocó un falso riesgo sobre muchos agentes de la Marina y el Ejército que no debían haber padecido las consecuencias de esta historia sin aclarar en todo este tiempo.

¿Quién o quiénes son los principales responsables en toda esta historia?
No entiendo por qué el señor Zamudio no se presenta y nos cuenta toda su historia. Algunas veces, en mesas o conferencia hice el ejercicio de preguntar a alumnos de Derecho cuál sería la máxima sanción posible si es que fuera cierto que Zamudio estuvo involucrado en las circunstancias post evento en las que muere Cruz Sánchez, y las conclusiones son seis años o cuatro años. La posibilidad de que el deceso de Cruz Sánchez corresponda a un exceso de un operativo militar conduce a un caso legal de intensidad mediana, de modo que no haber asumido el procedimiento que se debió asumir sobre el coronel Zamudio y sus subordinados desde el principio, nos  costó todo esto, habría sido mucho más sencillo aclarar las condiciones en que ocurrió este deceso desde el primer día, no entrampar los juicios y generar un caso ante la corte IDH que solo se explica porque nunca pudimos dar una respuesta a esta escena.

¿Ya con el caso en la Corte Interamericana, la defensa jurídica del Estado fue la adecuada? ¿Por qué le cuesta al Estado aceptar las circunstancias en que murió 'Tito', si ya internamente habían dos sentencias judiciales en ese sentido?

Yo la frase la cambiaría. Yo diría, ¿por qué es tan difícil aceptar un caso que merece una discusión? Creo que el problema es que no se comprende de qué se tratan estos casos internacionales. Y es probable que algunos resultados desfavorables, y algunos inexplicables como del caso del penal Castro Castro, hayan afectado mucho nuestra posibilidad de poder relacionarnos de manera adecuada con la jurisdicción internacional. Rescato la enorme coincidencia de contenido entre los fallos de la Corte Suprema y el de la Corte Internacional. Eso muestra que estamos ante un tribual en forma, es una prueba de que nuestros propios tribunales merecen la comparación. Fuera de eso, creo que tenemos una cuestión interna por terminar de resolver, que pasa por aclarar y reforzar los términos de solidaridad con los oficiales que expusieron su vida en ese rescate. Creo que no es necesario confundir la cosas para expresar esa solidaridad.

¿Fue correcta la lectura oficial que ha habido sobre este fallo? ¿Es un triunfo de este gobierno como se nos dice?
Creo que no es el triunfo de alguien en particular, es básicamente el triunfo del último tramo en que se asumió el procedimiento judicial por nuestros tribunales. Lo más importante para mí es confirmar de qué manera el fallo de un tribunal como la Corte Interamericana coincide y respeta la solvencia de la justicia local. La Corte dice prácticamente lo mismo que el tribunal de Carmen Rojjasi y la Corte Suprema dijeron al concluir el proceso. La sentencia no tiene una sola crítica a la forma en que esos dos tribunales locales se pronunciaron, y hay muchas sobre el modo al que, innecesariamente accidentado, el Estado peruano manejó el caso en este último tramo.

Llama la atención la insistencia en que voceros del gobierno y el propio presidente Humala decían que se ponía en entredicho a los comandos y a la operación ¿Qué hay detrás de todo eso?
Eso fue un gran error. Ahí es donde yo creo que tenemos confusiones por resolver, en la forma en que encaramos la solidaridad con los comandos.

¿Es solo una confusión o hay un tema político detrás?
No sé si la palabra político sea muy grande. Creo que junto a esa confusión, hay una necesidad desbordada de confirmar que protegemos a personas que no estaban expuestas, también hay errores serios en la percepción de lo que significa una Corte de Derechos Humanos. Nos hemos 'sobreideologizado' en nuestro modo de abordar el sistema interamericano. Tenemos un problema no resuelto sobre cómo percibimos las cuestiones de derechos humanos. Todavía creemos que esa cuestiones se resuelven con un eje que divide a los pro y anti, entre polos opuestos que tienen opiniones irreconciliables sobre, por ejemplo, las conclusiones del informe de la CVR. Creo que esta sentencia muestra que esa forma binaria se abordar este tipo de temas no corresponde ni a la realidad ni a una manera adulta de encarar desafíos que comprometen las cuestiones relativas a derechos humanos. 

¿Cuál sería su lectura del fallo y de la Corte IDH?
Esta corte Interamericana ha demostrado que no es una reproducción del modo en el que, por ejemplo, la Comisión (Interamericana de Derechos Humanos) abordó este caso. Hay una distancia infinita, entre lo que las ONG y la propia comisión pueden hacer con este tipo de asuntos y lo que a corte es capaz de decir. Creo que la mejor muestra de imparcialidad y profesionalismo de esta corte esta expresada en esta sentencia, como lo expresó en su día la sentencia del caso Berenson. El fallo demuestra que esto de tratar de calcular lo que Corte va decir sobre la base de prejuicios solo lleve a enormes dislates, a tremendas confusiones que luego provocan dificultades para acomodar el discurso. Hay varias cosas que creo se han dicho en esta historia que han sido innecesarias. Hay temores que se han difundido y han perturbado el modo de comprender las cosas.

¿Cómo calmar el griterío que hay en contra de la Corte Interamericana?
Esta sentencia nos debe ensañar que la Corte no es ese monstruo que nos han pintado. Si la corte fuera todo eso que se dice de ella pues tendríamos una reproducción en esta sentencia de la cadena de confusiones que la Comisión Interamericana tenía en la demanda. Cuando la comisión presentó este caso decía que el operativo entero de rescate estaba afectado por un defecto en el planeamiento. La Comisión pretendía que en el diseño del operativo tenía que haber dispositivos que permitan que los terroristas que habían tomado la residencia sean arrestados y se les conduzca a calabozos ordinarios. Eso era no entender en absoluto de qué se trataba una operación militar de esta envergadura. La Corte tomó una distancia absoluta de ese enfoque, ha descartado toda esta teoría gruesa que la Comisión planteaba, según la cual los comandos tenían que entrar prácticamente con las manos amarradas y luego esposar a los emerretistas. Esa distancia nos debería empezar a enseñar mucho, porque no la estamos viendo. Creo que muchas de las personas que pretendían hacernos creer que esto era blanco o negro, es decir, o se ganaba todo o se perdía todo, deben empezar a notar que se equivocaron, que el sistema funciona de otra manera y que no se le puede predecir en base a prejuicios.

Si hubiera seguido a cargo de la defensa jurídica del Estado, ¿habría hecho algo distinto a lo que se hizo?
Esa una pregunta que no querría contestar, creo que he dejado en claro qué pienso de este caso. Insisto, lo que quiero resaltar ahora es el modo en que esta sentencia valida el desempeño de los tribunales peruanos, que han dicho lo mismo que la Corte Interamericana, con algunos matices, pero el resultado del juicio interamericano es el mismo que se produjo aquí.

¿Como Estado, debemos continuar y fortalecer el sistema interamericano o, como piden algunos sectores políticos, retirarnos?
Retirarnos de un espacio que es capaz de ratificar el carácter ejemplar de un un operativo como el de Chavín de Huántar, no parece ser sensato. Este caso demuestra que el sistema judicial peruano es capaz de reconocer las cosas correctas más allá de las distorsiones que el propio Estado imponga, yo estoy seguro que los que más criticaron al sistema interamericano, sobre todo los que más lo criticaron todo este tiempo, pueden prever que el sistema puede diferenciar cosas complejas como la Corte lo acaba de hacer. Eso nos enseña a todos que este sistema sí funciona y que sí podemos creer en él, y lo que es más importante, que si dejamos de lado nuestros prejuicios, sí vamos a poder calcular totalmente sus resultados. A lo tenemos que entrar es a una revisión profunda sobre qué estamos haciendo cuando enfrentamos un caso de derechos humanos, eso es lo que hay que hacer ahora.