La enfermedad mortal de Chagas, que se transmite a través de las heces de insectos portadores del parásito Tripanosoma cruzi, es difícil de contraer; sin embargo, cerca de siete millones de personas están infectadas, y la mayoría de los casos ocurren en América Latina. ¿Por qué?
Para investigar esta paradoja, un equipo internacional liderado por Michael Levy, de la Universidad de Pensilvania, estudió la transmisión del parásito en el laboratorio y en los campos de Arequipa.
Las vinchucas, insectos que transmiten el parásito Tripanosoma cruzi, suelen vivir en las grietas de las casas rurales, y por las noches se alimentan de la sangre de los seres humanos, dejando sus heces al lado de la mordedura, explica IFLS.
El parásito ingresa al cuerpo cuando estos residuos son esparcidos a través de la picadura, los ojos o la boca, un proceso tan ineficiente, explica Science, que tan sólo uno de cada 1.700 personas picadas por estos insectos contraen la enfermedad.
¿Por qué la tasa es tan alta en Latinoamérica?
El estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B concluye que los cuyes actúan como reservorios para las vinchucas que transmiten el parásito, manteniéndose altamente infecciosos por muchos meses, por lo menos en Arequipa.
Además, debido a las lluvias estacionales, el precio de la alfalfa -alimento de los cuyes- aumenta durante los meses más secos (mayo, junio y julio), época en que las personas matan a la mayorías de sus cuyes.
Esto hace que el insecto transmisor se concentre en una población más pequeña de cuyes, lo que hace más probable que muerda a un cuy infectado que a uno sano, potenciando la transmisión del parásito, que de otra manera hubiera desaparecido, concluye el estudio.
La investigación revela que más del 80% de las vinchucas encontradas en el pelaje de los cuyes estaban infectadas con Tripanosoma cruzi, mientras que solo el 6% de los insectos muestreados fuera de los recintos de los cuyes lo estaban.
(Foto de portada: Andina)