La humanidad se enfrentará a un colapso catastrófico a mediados del siglo debido a la falta de alimentos, señala una investigación realizada por diversas instituciones internacionales.
"Los resultados muestran que en base a las tendencias climáticas y la falta de acción para evitar los daños, el suministro de alimentos a nivel mundial se enfrentará a pérdidas catastróficas y al aumento sin precedentes de los disturbios por alimentos. En este escenario, la sociedad global colapsa debido a que la producción de alimentos no alcanza para el consumo necesario”, señala el estudio que se realizó aplicando modelos de dinámicas de sistemas que a través de las matemáticas permite predecir el comportamiento de determinados sistemas.
Esas fórmulas para preveer los riesgos planteados para el 2040, claro, no toma en cuenta las políticas que se podrían asumir hasta entonces. Esa es justamente la única alternativa para que los pronósticos no se cumplan.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación la producción agrícola se debería duplicar para dichas fechas. Pero, por otro lado, la escasez del agua, que cada vez se acelera más, puede llevar a que dos tercios de la población mundial se enfrente a una crisis hídrica. A ello se suma que el cambio climático está acelerando las inundaciones, las sequías e incendios forestales y a la vez volviendo el ambiente más propenso a las plagas.
La aseguradora Lloyd, de Londres, que también ha participado del trabajo, augura incluso cómo se afectará el valor de los alimentos: el precio del trigo, el maíz y de la soja se cuadruplican en relación a los que indicaban a inicios del siglo, el precio de los productos básicos aumenta en 100%, las acciones químicas agrícolas suben un 500% y los disturbios estallan principalmente en Oriente Medio, el norte de África y América Latina.
Ya en 2012 un estudio de la Oxfam proyectó que el calentamiento global crearían una crisis de los precios de los alimentos que serían devastadores.
La esta nueva investigación participaron el Observatorio de Recursos Mundiales, el Instituto Global de Sostenibilidad de la Universidad Anglia Ruskin (GSI), la Oficina de Relaciones Exteriores del gobierno del Reino Unido; Lloyds de Londres y una "coalición de líderes de negocios, la política y la sociedad civil".