La principal sede de la Copa América 2015 tiene un pasado funesto. Durante dos meses -entre el 12 de septiembre de 1973 y mediados de noviembre, más de 20 mil personas fueron apresadas en un improvisado campo de concentración en las instalaciones del Estadio Nacional.
En los primeros diez días, en el coliseo -principal recinto deportivo de Chile- se detuvo a siete mil prisioneros políticos de la dictadura militar de Augusto Pinochet, donde además se realizaron fusilamientos y torturas para que delataran a los dirigentes o simpatizantes de los partidos que apoyaron al depuesto gobierno socialista del presidente Salvador Allende.
Esta tarde se homenajeo a las víctimas de la dictadura militar durante la inauguración del torneo, iluminando una franja en los tablones de madera del estadio con la consigna "Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro", espacio que es parte de los ocho sitios protegidos en el Estado Nacional cuando fue declarado Monumento Histórico en 2003.
“La iluminación de ese espacio restaurado será muy sutil, respetuosa, y será parte de la fiesta. Nunca debió de utilizarse para eso, pero es nuestro estadio, y mientras no se demuela y haya otro es un lugar de respeto y de oración para muchos. Un lugar del deporte”, explicó Esteban Icardi, director de la ceremonia a El País.
El Estadio Nacional dejó de ser utilizado como campo de concentración en noviembre de 1973 porque la selección chilena debía enfrentarse contra la Unión Soviética por el repechaje para el Mundial de 1974, aunque ésta última se negó a viajar por cuestiones políticas.
El cantautor Víctor Jara fue una de las personas torturadas y asesinadas en el estadio donde se inauguró el torneo.
(Foto de portada: Felipe Trueba/EFE)
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