Como lo señalábamos en el post anterior, el informe de la Policía Federal de Brasil, que denunció el pago de coimas a autoridades peruanas por parte de las constructoras brasileñas que tuvieron a su cargo las obras de la carretera Interoceánica, no solo está referido a los últimos días de Alejandro Toledo en el poder.
También comprende los años de gobierno de Alan García. De hecho, es en este quinquenio en que se dieron los mayores incrementos de inversión de la carretera. Y en concreto salta el nombre de Enrique Cornejo, el exministro aprista de Transportes y Comunicaciones, como veremos más adelante.
Uno de los documentos que menciona Convoca, el portal de periodismo de investigación que hizo el destape, habla de pagos mensuales de US$175 mil para la obra, entre julio y diciembre de 2007, es decir US$1'000,050 en total, lo que representa 0.5% de los US$198 millones que era el monto inicial fijado para el tramo 4 que tenía en sus manos Camargo Corrêa y sus socios.
Y es ese año, el 2007, cuando la puja entre las empresas concesionarias y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) por el aumento de los costos de la obra arreció. Ambas partes empezaron a negociar los costos adicionales.
En concreto, se buscaba fijar los porcentajes de dos rubros del proyecto: gastos generales (costos de campamento, vehículos, servicios, profesionales y todo lo que era necesario para mantener operativa la obra) y el concepto de utilidad.
El problema surgió cuando las constructoras propusieron que los gastos generales debían fijarse en 40% y el de utilidad en 15%, mientras que el MTC, cuando la ministra era Verónica Zavala, calculó que los porcentajes debían establecerse en 27% y 15%, respectivamente.
Zavala, quien era una profesional independiente, rechazó la propuesta de las empresas, entre las que estaban las del consorcio que Odebrecht lideraba.
EL FACTOR CORNEJO
La disputa fue ardua hasta que en noviembre del 2008 Verónica Zavala dejó el cargo en medio de la tensa negociación. Enrique Cornejo, militante aprista, fue designado nuevo ministro y fue durante su gestión que se firmaron las adendas que fijaron los gastos generales en 35.5% y no en 27%, mientras que la utilidad se mantuvo en 10%.
Convoca insistió -sin éxito- en obtener la versión de Cornejo sobre los pagos revelados en el informe de la Policía Federal de Brasil. El lunes 8 de junio, vía telefónica desde Brasil, la Oficina de Prensa de Camargo Corrêa negó que se haya realizado pagos a las autoridades peruanas por la Interoceánica Sur:
La empresa insistió en que la Corte Suprema de Brasil anuló la investigación Castillo de Arena, pero evitó responder sobre la veracidad de los documentos incautados en la oficina de sus propios directivos.
Pero más allá de ello, el reportaje de Convoca incide en que "el plan de financiamiento de la Interoceánica estuvo signado por una maraña de cambios al compás de las decisiones políticas y económicas".
En setiembre de 2007, Ernesto Ráez, coordinador del Proyecto Interoceánica Sur-ProNaturaleza, que se encargó de vigilar los impactos de la obra, sostuvo en un documento que “una parte” de los 400 millones de dólares del BNDES [Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil] habría servido para desarrollar el proyecto, según el Bank Information Center. Hasta fines de 2013, organizaciones no gubernamentales sostenían que el banco tuvo participación en la obra. Pero en el registro oficial de contribuciones en proyectos del exterior de la entidad financiera no se incluye a la carretera y solo se conoce públicamente el financiamiento de la CAF.
De hecho voceros de BNDES, consultados para el reportaje, confirmaron que no hizo esos desembolsos. Sin embargo, es innegable su respaldo financiero a lo largo de casi dos décadas a las empresas brasileñas que construyeron la carretera.
Y lo cierto es que las operaciones del banco estatal brasileño siguen expandiéndose en Perú, que forma parte del territorio de crecimiento de la entidad financiera en América del Sur fundamentalmente en proyectos de infraestructura y energía.
El investigador peruano José Serra, quien estudió las inversiones de Brasil sobre todo en hidroeléctricas, sostiene que el BNDES juega un papel clave en esta cercanía entre los gobiernos y las empresas: “Este banco es el brazo político del gobierno brasileño (…) responde a una política exterior”, agrega.
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