El FBI investiga la procedencia de los hackers que han logrado infiltrarse en el sistema de la Oficina de Administración de Personal, encargada de los recursos humanos del gobierno, y el Departamento del Interior. Las sospechas principales: China. 

Según la senadora de Maine y miembra del Comité de Inteligencia del Senado, Susan Collins, el ataque tendría como objetivo recopilar información sobre personas con autorizaciones especiales en sector de seguridad.

El portavoz de la embajada de China en Estados Unidos, Zhu Haiquan, señaló de inmediato que el país no se hacía responsable y que las declaraciones eran contraproducentes. “La piratería puede sólo puede ser abordada por la cooperación internacional y basada en la confianza y el respeto mutuo”, dijo.

Solo la oficina de recursos humanos realiza más del 90% de las investigaciones de antecedentes federales, por lo que los hackers podrían haber accedido a información de cuatro millones de empleados y ex colaboradores del gobierno federal.

Para contrarrestar los daños, se ha ofrecido a las personas posiblemente afectadas el monitoreo de su dinero y el cubrimiento del seguro contra robos de identidad durante 18 meses. La Unión de Trabajadores impulsa a ahora a todos sus miembros a acceder a esas ayudas. 

La situación ha generado un estado de alerta en todos los sectores que probablemente pueden haber sido comprometidos y los especialistas en seguridad tratan de explicar el alcance y los objetivos de la infiltración aún inciertos. La BBC señala que la información recopilada sería: puestos de trabajo, informes de desempeño laboral y los tipos de entrenamiento que reciben los trabajadores.

DHS, quien provee el sistema de seguridad a la red federal, tampoco ha podido dar explicaciones por la demora con se activaron las señales de alerta.

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