En un extenso texto publicado hoy en la sección de opinión del New York Times, Edward Snowden propone una reflexión sobre el estado actual de la vigilancia a ciudadanos avalada por legislaciones alrededor del mundo.
Para él hombre que se decidió a revelar los secretos de la agencia de inteligencia más poderosa del mundo, hoy convertido en un héroe de la lucha por el derecho a la privacidad, el paradigma está cambiando.
El punto de inflexión ha sido la reciente cancelación (y su calificación de ilegal) el programa de seguimiento de llamadas telefónicas de la Agencia Nacional de Seguridad por parte del Congreso los Estados Unidos. Todo esto, solo dos años después de que Snowden revelará el funcionamiento de la operación. La investigación realizada por la Casa Blanca, concluyó que este programa no había detenido ni un solo ataque terrorista; incluso el presidente, que llegó a defender su razón de ser y criticó que fuera revelado, ha ordenado ahora su cierre.
Para Snowden este avance, es solo la punta del iceberg de una serie de progresos en materia de defensa de los derechos civiles y en contra de la vigilancia indiscriminada. "Poner fin a la vigilancia masiva de las llamadas telefónicas privadas en aplicación de la Ley Patriótica (Patriot Act) estadounidense es una victoria histórica para los derechos de todos los ciudadanos, pero solo es el último fruto de un cambio en la toma de conciencia global. Desde 2013, instituciones de toda Europa han declarado ilegales otras leyes y operaciones semejantes y han impuesto nuevas restricciones a futuras actividades. Naciones Unidas proclamó que la vigilancia masiva constituía una violación de los derechos humanos sin paliativos. En América Latina, los esfuerzos de ciudadanos de Brasil dieron lugar al Marco Civil, primera Declaración de los Derechos en Internet en todo el mundo. Reconociendo el decisivo papel que desempeña una población bien informada a la hora de corregir los excesos del Gobierno, el Consejo de Europa pidió la promulgación de nuevas leyes que impidan la persecución de aquellos que denuncian irregularidades."
"[...] el equilibrio de poder está empezando a cambiar. Estamos presenciando la aparición de una generación posterior al terror, una generación que rechaza una visión del mundo definida por una tragedia singular. Por primera vez desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, vemos atisbos de una política que se aparta de la reacción y el miedo en favor de la resiliencia y la razón. Con cada victoria en los tribunales, con cada cambio en la ley, estamos demostrando que los hechos son más convincentes que el miedo. Y, como sociedad, estamos descubriendo de nuevo que el valor de un derecho no reside en lo que esconde, sino en lo que protege", afirma.
[Puedes leer el texto original siguiendo este enlace y la traduccion del diario El País aquí]
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