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Diamela Eltit:"La historia ha demostrado que existe de manera bien poderosa un fascismo popular"

La escritora chilena es finalista del Premio Rómulo Gallegos por su novela 'Fuerzas Especiales'. Aquí recordamos una entrevista que dio a la Revista Ñ.

Publicado: 2015-06-03

Hace unas horas, los medios de comunicación publicaron la lista de los siete finalistas del Premio Internacional Rómulo Gallegos. Destacan entre ellos la escritora chilena Diamela Eltit (Santiago, 1949) por su novela Fuerzas Especiales (Seix Barral) , su décima novela.

La narradora chilena ha construido una obra que navega entre la violencia y la crítica social. Así lo testimonian novelas como Lumpérica (1983), Mano de obra (2002) e Impuesto a la carne (2010).

Fuerza Especiales tiene como protagonista a una joven de un barrio marginal que, agobiada por la pobreza, se ve obligada a prostituirse. En medio de esa atmósfera difícil, aparecen las Fuerzas Especiales (grupo especializado de Carabineros), quienes realizan allanamientos a las comunidades mapuches, así como desalojos de estudiantes de los colegios en toma. Pero esta no es la única referencia. La misma autora señala que el título alude a la fortaleza que deben tener los ciudadanos que viven en zonas periféricas para "resistir".

La escritora chilena, que se desempeña como profesora de la maestría de Escritura Creativa en Español en la Universidad de Nueva York (NYU), llegó a ser finalista del Rómulo Gallegos en el 2011 y fue galadornada con el Premio José Donoso en el 2010.

Para conocer más sobre este libro provisto de un lenguaje afilado, compartimos una entrevista que Eltit dio a la Revista Ñ en el 2013.


Llama la atención la contingencia del título Fuerzas Especiales, el día anterior al lanzamiento del libro, Carabineros reprimió y desalojó a los estudiantes de los colegios que estaban en toma.
En realidad, jugué con la ambigüedad del título, por un lado muy elocuente para la historia del país, hoy se llama Fuerzas Especiales lo que antes se llamaba Grupos Móviles. Esto siempre ha estado vigente en los escenarios sociales, en las rebeliones obreras, en las huelgas, pero también pensé en las fuerzas especiales que se requieren para resistir ciertas condiciones de vida. Entonces, no es solamente una referencia a las Fuerzas Especiales de Carabineros como un escenario, también aludo al registro de otras vidas que necesitan de estas fuerzas para sobrevivir en sus contextos.
Esta policía que actúa como esbirros del poder, se dijo en la presentación de su novela…
Son fuerzas represivas del Estado y son normalmente sacadas de esos espacios, ahora hay que entender que existe un fascismo popular, que los sujetos no son homogéneos y que más allá de los lugares sociales en que se encuentren, ellos representan las fuerzas represivas. La historia ha demostrado que existe de manera bien poderosa un fascismo popular, un sujeto que internaliza las voces de los dominadores y actúa como dominador, de esa manera se fuga de su condición de subalterno (…) ¿Cuánto tiempo lleva intervenida por la policía la población La Legua? Otro ejemplo es la muerte del joven mapuche Matías Catrileo, a él lo mataron por la espalda. Esto es el síntoma de una ley que está al límite de un crimen estatal.
En Fuerzas Especiales se presenta el cíber como espacio de consumo de intercambio sexual. ¿Por qué lo eligió como escenario?
Es una vía, un flujo que ingresa y que hace posible accesos para un grupo que tradicionalmente no cuenta con tecnologías y en ese sentido me parece interesante que exista. No hay una persona que no haya pasado por un cíber por el motivo que sea, es un espacio transversal. Aún en la condición de vulnerabilidad de esos sectores, hay globalización. Esa gente compra en la feria, compra duplicados e imitaciones, es un nuevo sujeto que tiene una vulnerabilidad muy alta, aunque tenga nuevos conocimientos. En el cíber hay muchos mundos oscuros, hay encuentros y quise ponerme en ese lugar y de cómo funciona como sitio de intercambio sexual.
-A 40 años del golpe en Chile. ¿Es esa pobreza tan violenta la marca más profunda de la dictadura?
Si bien hay ciertos progresos en las mediciones internacionales que ubican a Chile en un lugar muy favorable, tenemos una peste social de gran envergadura que es la desigualdad y es la más grande de la historia. Es ahí donde está el sello más rotundo y si bien se pueden haber reducido los niveles de pobreza, el punto es que la desigualdad ha crecido. Todo el bienestar económico chileno beneficia a un uno por ciento de la población. Y entre ese último beneficiado hay un abismo con este otro grupo. En Chile no hay límite para la riqueza, es un laboratorio del neoliberalismo, no hay otro que tenga ese valor en la atención de salud y que no tenga Universidad pública y gratuita. Esas son las articulaciones de la Constitución de Pinochet.
Ya se dio a conocer la iniciativa de la universidad de Princeton de conservar sus escritos…
Eso se cerró esta semana, las universidades americanas conservan algunos materiales de autores para investigación, para que pueda ser consultado si se quiere seguir una línea de trabajo. Esa Universidad apuesta que la obra va a sobrevivir tu muerte biológica. No creo mucha en la trascendencia, no soy fetichista, no me considero una persona importante y no hay nada más aburrido que una persona ensalzándose. Tengo claro que no hay que sobredimensionar el hecho, pero es estimulante que se esté coleccionando obras de escritores latinoamericanos. Mis archivos son muy precarios, son libretas, blocks y cartas que están más cerca de cachureos. Por otro lado, los franceses siempre han hablado de la escritura como tumba.
¿Cómo ve a los escritores jóvenes en Chile?

Hay una línea novelística muy marcada, pero también controles discursivos muy influyentes y equivocados que se van repitiendo. Tenemos escritores y escritoras contundentes desde hace mucho tiempo, pero en un nivel de género muy prehistórico como el nuestro, existe el escritor pandillero, la pandilla. Por otro lado, me gusta que la gente amplíe esa línea más allá de la trazada por el mercado de agentes literarios y editoriales. Le tengo desconfianza a la escritura de consenso. Allí, prefiero las fugas, sin desconocer que puede haber cosas interesantes. Siempre voy a preferir la literatura en una dosis de contracorriente y locura, entonces en ese sentido, no hay nadie que me resulte un escritor perturbador. Los problemas que veo son otros, grupos de poder dentro de lo literario que tienen contactos y ordenan también lo mediático en un dirección, pero tal vez lo más complicado, es la negación de las escritoras. Hay algo destructivo ahí, sobre todo con las emergentes. La falta de democracia mental en los escritores jóvenes, a veces me recuerda a los viejos más viejos del mundo literario.


[Vía Revista Ñ]

[Foto de portada: Artv.cl]

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Escrito por

Manuel Angelo Prado

He publicado dos libros: Estación (2011) y Hemiparesia izquierda (2017). Escribo y tomo fotos.


Publicado en

Redacción mulera

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