China parece querer desprenderse de uno de sus rasgos que más los ha identificado: el tabaco. Y lo hace con una de las más ambiciosas leyes antitabaco que se puso en práctica desde este lunes en Pekín.
Las multas para los lugares públicos donde no se respete la ley alcanzan los mil 673 dólares y para los fumadores “in fragantis” es de 33 dólares. Pero las prohibiciones se extienden también a determinados espacios libres, como los de los colegios, centros deportivos y hospitales. Y so se trata solo del acto de fumar, para disminuir la promoción las publicidades de cigarrillos no podrán estar en las calles.
China es el primer productor y consumidor de tabaco del mundo y también el más atrasado en la lucha contra este. La compañía estatal china Nacional Tobacco Corporation (CNTC) es la primera tabacalera mundial. Según el diario Clarín, más de un tercio de los cigarrillos fabricados en el mundo se fuman en China. No es raro que un paquete de cigarrillos sea un regalo tradicional entre sus habitantes.
La Organización Mundial de la Salud -que premió a la ciudad por su plan un día antes que entre ejecución- calcula que en el país hay cerca de 300 millones de fumadores y otros 740 millones expuestos al humo de los primeros.
Por todo eso, las dudas sobre el real efecto de la nueva ley se ponen en duda. Para no fracasar, el gobierno desplegará hasta un millas de inspectores por la ciudad, ejecutará una fuerte campaña que comenzó rodeando el estadio más emblemático de la ciudad de carteles antitabaco y también abrió un número de teléfono a través del cual la gente puede hacer las denuncias hasta por la versión china de Whatssap, WeChat. El nombre de todo aquel que sea pillado será publicado en una página web.
Según los resultados, se espera que la ley aplicada a Pekín se pueda extender a todo el país.
(Foto de portada: The Guardian)