A pesar de los catorce funcionarios arrestados de la FIFA y las acusaciones por las muertes y las condiciones de trabajo de los obreros que preparan el mundial de Qatar, la realización de los siguientes mundiales no parece alterarse en los más mínimo. Aún cuando los casos de corrupción destapados en la última semana se dieron justamente para la selección de las sedes mundialistas. Ahora, tras la renuncia de Joseph Blatter, habrá que esperar qué decisiones toman los nuevos miembros que sean elegidos.
Con Joseph Blatter, no solo todavía invicto de todos los procesos judiciales, sino recientemente reelegido para un periodo más como presidente de la FIFA hasta hace unas horas, la inmunidad de las más altas cabezas parecía permanecer. Por eso son los patrocinadores, la base económica en las que aún se mantiene en pie este sistema futbolero, los que empiezan a dudar de la continuidad de sus auspicios.
Ya en varias ocasiones habían advertido de su incomodidad con ser asociados a un organismo o a un evento en el que “la corrupción estaba al día”. Tras las últimas detenciones empresas como Adidas, Hyundai, Sony, Coca-cola, exigieron una mayor transparencia en la gestión. Pero la relación entre estas con una FIFA manchada por la corrupción cada vez será más difícil de revertir.
Desde los últimos días, los logos de todas las marcas auspiciadoras empezaron a circular por las redes sociales pero con sus diseños alterados, de manera que se enfatiza, en particular, las condiciones laborales que apoyan al continuar como patrocinadores.