Los griegos deben pagar su deuda de mil 600 milllones de euros con el Fondo Monetario Internacional este viernes, pero según todas las versiones, esa es un objetivo difícil de ser cumplido.
Hace una semana el vice canciller y encargado de asuntos europeos griego, Nikos Chountis, fue contundente: "No tenemos el dinero. No pagaremos, es así de simple". Sin embargo, esas declaraciones se contrapusieron a las de los voceros del gobierno que insistieron de inmediato que el pago era una obligación.
De no pagar, Grecia no podría contar con el nuevo paquete de rescate económico y estaría a puertas de una bancarrota total y quedar fuera del euro. Pero los acreedores del país exigen reformas institucionales que van en contra de las promesas que el gobierno ofreció al ser elegido.
A pesar de las presiones de la eurozona para que Grecia cumpla, ahora el FMI abre la opción de que el pago se efectúe en cuatro cuotas durante todo este mes. Pero esa propuesta parece ser más una oferta de tiempo que de dinero.
El fin de semana el primer minsitro Alexis Tsipras, en un artículo publicado en Le Monde, aseguró que la falta de un acuerdo entre su país y el FMI se debe hasta ahora por la intransigencia de los representantes internacionales. Estos, señaló, no toman en cuenta la apuesta que la sociedad griega hizo en las últimas elecciones -al elegirlo a él- por buscar soluciones de otro tipo a la crisis. En síntesis: acabar con las políticas de ajuste neoliberal.
Es por eso que él ha insistido constantemente en llegar a acuerdos políticos más que técnicos.
“La creación de una monstruosidad tecnocrática llevará a una Europa ajena a sus principios fundacionales”, advirtió en el texto. Tsipras mostró su preocupación de que ahora en adelante todo aquel país que no se someta a los términos del FMI deba pagar un duro castigo solo por no compartir sus estrategias para solucionar los problemas.
Como señala el Business Insider lo único claro que queda es que el acuerdo entre Grecia y el FMI aún no se avecina.
Se espera que en las siguientes horas se lleve a cabo una teleconferencia de 35 minutos entre Tsipras, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, que dé nuevas esperanzas.