Desde los indignados en Europa hasta los estudiantes chilenos. De la Primavera Árabe a los "antimineros" de Conga y Tía María... ¿Estamos viviendo una época de revueltas? ¿O es simplemente un tema de difusión, de mayor exposición a través de las redes sociales y otros medios?
Sea como sea, una de las grandes discusiones que se genera en torno a una "revolución" es la forma en que se desarrolla. Porque, por más legítima que pueda ser una protesta, sabemos que el fin no justifica los medios. ¿Cómo perseguir un ideal sin que el camino implique una oleada de violencia, sangre y pérdidas?
Un artículo de El País recoge diez consejos del activista serbio Srdja Popovic, que algunos llaman "entrenador de revolucionarios". Él fue uno de los fundadores de Otpor (Basta), un movimiento estudiantil determinante en la caída del dictador Slobodan Milosevic. Tras ello, creó en 2004 la organización CANVAS (Centro para la Aplicación de Acciones y Estrategias de No Violencia).
Su decálogo, recogido en el libro Blueprint for Revolution (Plan de acción para la revolución), es el siguiente:
1. No arriesgues tu vida. Y es que un revolucionario muerto es un revolucionario inútil, desde luego. Por eso recomienda que una buena forma de protestar en manifestaciones es el boicot a ciertos productos. Contra esa medida, no hay represión que valga.
2. Conserva tu libertad. Una premisa similar a la anterior, que implica actuar con inteligencia ante las autoridades, para evitar ser detenido.
3. El dinero es lo que más duele. En esta parte, Popovic aconseja buscar la táctica que represente "una mayor pérdida económica" para el poderoso. Y pone el ejemplo de las protesta contra la discriminación en EE.UU. en los 50, que se centró en el sistema de autobuses y permitió que se paralice, lo cual conllevaba una importante golpe financiero.
4. Distrae a tu oponente. Muchas veces, más útil que una concentración de manifestantes, es la dispersión. Protestas y acciones bien distribuidas en varios lugares obligan a la policía a dividirse.
5. Emplea el humor. Las tácticas que apelen a la risa y el ridículo son especialmente molestas para la autoridad, pues los hace parecer estúpidos o débiles. No hay que deteste más un poderoso que se desafíe su poder.
6. Consigue pequeñas victorias. No siempre el éxito se da de un solo y enorme golpe. Un comienzo pequeño y un avance sistemático puede lograr que, poco a poco, más gente se adhiera a una causa.
7. La unidad hace la fuerza. La lucha por un objetivo se debilita terriblemente cuando las personas que protestan se dividen en distintos movimientos. Con eso, gana el dictador, siempre.
8. Sácale la vuelta a la represión. Popovic recomienda entender al oponente y su forma de actuar, para luego hacer que sus atropellos sean contraproducentes.
9. Ocupa la calle, pero solo si estás organizado. Las manifestaciones masivas solo deben ser un último paso, cuando todos los participantes sepan cómo actuar, adónde moverse, etcétera. Tomar espacios públicos sin preparación puede ser un tiro por la culata.
10. Termina lo que has empezado. Nunca es recomendable cantar victoria antes de tiempo. Si uno se da por victorioso demasiado pronto, la situación puede ser aprovechada por otros intereses. El resultado: un nuevo escenario adverso y el terrible panorama que implica volver a empezar.