La expresión “suspensión de la incredulidad” (en inglés suspension of disbelief), fue usada por primera vez en 1817 por el poeta romántico inglés Samuel Taylor Coleridge en este pasaje de su Biographia Literaria:  

“Esta idea dio origen al proyecto de Lyrical Ballads; en el cual se acordó que debería centrar mi trabajo en personas y personajes sobrenaturales, o al menos novelescos, transfiriendo no obstante a estas sombras de la imaginación, desde nuestra naturaleza interior, el suficiente interés humano como para lograr momentáneamente la voluntaria suspensión de la incredulidad que constituye la fe poética.”

La idea se ha extendido a diferentes campos artísticos donde se despliega una narrativa como la literatura, el cine y el teatro.

He elegido utilizar el concepto como título para la reseña de esta muestra de Sergio Zevallos (Lima,1962) por dos razones.

DE LA SERIE 'ROSAS', 1982 / FOTO: DIFUSIÓN - PROYECTO AMIL

La primera es la -inevitable- pregunta por la potencia del discurso subversivo de Zevallos y su posible cancelación o anulación, dado el contexto del montaje. La muestra que se exhibe en el espacio del proyecto AMIL (fundado por Joel Yoss, dealer independiente de arte en Nueva York y Londres, y Juan Carlos Verme, coleccionista y presidente del Patronato del Museo de Arte de Lima) reúne dos series de dibujos tempranos de Sergio Zevallos (Rosas, de 1982 y Que tu carne es el cielo recién nacido, de 1983), producidas cuando el artista era miembro del Grupo Chaclacayo (1982-1994). Estas dos series fueron exhibidas originalmente en el Museo de Arte de Lima en 1984, permanecieron en Berlín desde 1989 y se trajeron a Lima especialmente para esta muestra. En ese sentido, la suspensión de la incredulidad refiere a la pregunta por si es que la muestra es capaz de retener el poder de activación/emancipación del que ciertamente estuvieron dotados estos dibujos en su contexto original.

DE LA SERIE 'QUE TU CARNE ES EL CIELO RECIÉN NACIDO', 1983 / FOTO: DIFUSIÓN - PROYECTO AMIL

La segunda razón para refirme a Coleridge, deriva de la reconstrucción que plantea Zevallos respecto del cotidiano simbólico que su trabajo altera y modifica. Aquí, la idea de la suspensión de la incredulidad se refiere a una variación de la desacralización en la que el éxtasis místico se invierte pero no desaparece ni es negado. En la serie Rosas, Zevallos combina una selección de textos de Santa Rosa de Lima (uno de sus sujetos por excelencia) con una serie de materiales impresos que circulaban en Lima durante los años ochenta (estampitas religiosas, fotografías de prensa, revistas pornográficas e historietas). La serie Que tu carne es el cielo recién nacido parte del mismo procedimiento, aunque en ella la presencia de Santa Rosa es menos determinante. Pienso que, de hecho, lo que hace Zevallos es registrar su propia (sub)versión del éxtasis místico-religioso e interpelar al espectador con la invitación a suspender su propia incredulidad en este campo. La muestra está acompañada de un libro que, además de las obras exhibidas, incluye dos series de dibujos adicionales: Altares de 1985 y Sangre y Ceniza. Variaciones en torno a la bandera de 1987.

Lo de Zevallos son “fantasías de placer y dolor en donde se fusionan la obscenidad y la brutalidad, el martirio religioso y cultos militares, personajes andróginos y escenas de desangramiento”, en las que se sucede un “sinfín de cuerpos entrelazados, convirtiendo el éxtasis místico y la insumisión sexual en huellas críticas desde donde leer la violencia social y la historia colonial”, afirma el crítico y curador Miguel López en el texto de sala.

De la serie 'Que tu carne es el cielo recién nacido', 1983 /  FOTO: DIFUSIÓN - PROYECTO AMIL

Creo que la muestra logra (como le gustaría a Coleridge) “momentáneamente la voluntaria suspensión de la incredulidad que constituye la fe poética.”

Zevallos ofrece una toma de pulso muy concreta, que explicíta de manera brillante una purga espiritual-histórica-social y atraviesa la sombra de la represión. El ejercicio estético cargado de limpieza y desahogo, que bien podría leerse como un vehículo espontaneo sin valor ni aspiraciones estéticas, permanece vigente.

De la serie 'Rosas', 1982 / Foto: difusión - proyecto amil

En ese sentido, la innegable calidad compositiva y técnica, sumada a una efectiva seducción (que por momentos se tiñe de rechazo) del espectador retienen el carácter perturbador/activador de las obras. Esto se da, claramente, por mérito exclusivo de Zevallos. Cualquier cuestionamiento sobre la pertinencia y los alcances de la exhibición dentro de nuestra coyuntura, se anula ante la confrontación con la obra.

Lo que logra Zevallos con su modo de trastocar el pensamiento, el cuerpo y los sentidos es obligarnos a revisitar los rincones más dolorosos de nuestra represiva sociedad. Al hacerse presente ahora, es fácil creer que treinta años no es nada y que toda revolución está pendiente.


Sergio Zevallos. La Muerte Obscena va hasta el 20 de junio en el espacio del proyecto AMIL [Subsuelo del Centro Comercial Camino Real, esquina de la Av. Victor Andrés Belaunde con Av. Camino Real] de lunes a sábado, de 3 a 9 pm. La entrada es libre.


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