China superó la demanda estadounidense de crudo y se convirtió en el mayor importador del mundo de este recurso. El gigante asiático, que ya era el mayor consumidor de energía, marcó un récord en abril de 7.4 millones de barriles importados al día, por encima de los 7.2 millones que alcanzó EEUU.

La caída de los precios del petróleo ha tenido mucho que ver en este aumento de las compras y si, como se espera, esta tendencia bajista continúa, los expertos creen que China seguirá aumentando sus reservas. La segunda mayor economía del mundo aprovecha así la coyuntura para aprovisionarse tanto con fines estratégicos (adquirir más peso en el mercado), como para alimentar su enorme demanda energética interna.

El país se ha convertido en el mayor consumidor de carbón, acero, hierro y petróleo, lo que le está dando una posición privilegiada a la hora de negociar con los exportadores. Por ejemplo, la OPEP que solía tomar como referencia a EEUU para ajustar precios y producción, está cambiando la manera en la que fija sus estrategias y tiene más en cuenta el devenir de la economía China y sus necesidades energéticas.

Normalmente el mercado ha estado condicionado por las decisiones de Occidente y sus grandes petroleras como ExxonMobil, BP, Royal Dutch Shell o Chevron. Ahora, compañías como China Oil o Unipec, en representación de las nacionales Sinopec o PetroChina, empiezan a cobrar protagonismo y a cambiar las reglas del juego.