Escribe: Jorge Nájar para la revista Caretas


Espíritupampa es una caja de resonancia de voces añejas y nuevas, cultismos de mur de biblioteca y jerga peruana recuperada en el fondón de la historia. Un poemario de múltiples entonaciones. Suenan en sus entrañas los pianos de la pampa, los órganos de los templos andinos, los violines de una musiquilla íntima, el habla fibrosa de los pueblos y ciudades por donde el oído del hablante ha escuchado sus sonoridades. Suenan las voces de lo mestizo como emergiendo de sus cavernas. Hay las entonaciones de los mariris de los chamanes. Por momentos se oye incluso voces de canónigos. Y todo eso viene envuelto dentro de las preocupaciones esenciales del ser humano, de aquí o de la Cochinchina: de dónde viene la vida, adónde vamos con nuestros fardos.

No es un libro de poemas donde uno más otro y otros ensamblan un conjunto. Estamos ante un libro con aliento de sinfonía. A veces en ella cantan ángeles y serafines. En otros momentos se levanta el tono cosmopolita. En otras pareciera la voz de un pensador medieval. Pero cubriéndolo todo se impone una metáfora del mundo en el tramado cósmico. Y el ojo, el olfato, los nervios, la versatilidad de un hombre que no se cansa de estar en todas partes, aquí y allá, sin sosiego. Y ante eso, cabe formularse la pregunta: ¿Qué ha hecho su autor, en qué consiste su arte combinatoria para conseguir este libro-sinfonía, lleno de color, de música, de movimiento, de violencia y de mucha ternura?

En realidad es algo que ya se veía venir desde hace unos buenos años. En Espíritupampa converge todo lo que su autor ha venido labrando en su vida. Alguien decía que uno de los principales rasgos del poeta era la tentación de largas distancias, no sólo para conocer el mundo y dar cuenta de él, sino para integrar el movimiento, el fondo del aire y la suma de inquietudes dentro de sus objetos verbales. La conjunción de todos los elementos observados en la evolución de la obra de Alonso Ruiz Rosas entra en juego en Espíritupampa.

Aquí asoman, como una veladura asentada en el fondo, lo que se advertía en su Caja negra, ese primer poemario donde surgen y se instalan unas preocupaciones que luego se convertirán en constantes: la forma impecable y la mortificante preocupación de interrogarse qué hay más allá de la muerte. Vuelve, en otro pie, el apasionamiento de Sacrificio, con esa música popular y ritual inserta en un fulgurante flujo. De principio a fin está también la voluntad irónica desplegada en La Enfermedad de Venus. Se retoma, aunque con otro aliento y en perspectiva decantada por la experiencia, el material esbozado en La conquista del Perú y en Museo. Y se expande, por último, la voluntad reflexiva de Estudio sobre la belleza.

En Espíritupampa todas esas líneas de tensión se confrontan con la realidad de lo histórico, de lo geográfico, de lo antropológico, para crear esa otra realidad de la poesía. La apuesta parte desde el título, fusión ya imperceptible de castellano y quechua, alusión, más allá de la coordenada precisa, a la llanura donde reside lo sagrado. Ese es el escenario y esos son los protagonistas. Todos ellos inmersos en las preocupaciones de orden metafísico y en los menudos dramas de la vida. Ojo: su pampa no es el terruño, o quizá una ñizca. Su pampa es el planeta. Ojo: las huacas son, además de una instancia en la pampa, una estancia “de lo imperecedero del espíritu”. En el cuerpo del conjunto hay una primera parte consagrada a la instalación de la voz. Una vez planteado el asunto, estamos ante una inmersión en el ser, en los sueños, en las contradicciones, en la diversidad, en el borde del abismo que nos toca enfrentar como individuos y como especie de modo permanente. Y, al mismo tiempo, estamos ante un libro lleno de humor y gravedad, que nos hace sonreír como es capaz de estremecernos.

En busca de razones, la voz revuelve la realidad, se desdobla, interroga y cuestiona la historia, surca paisajes con plasticidad y consistencia, se desplaza y vuelve de nuevo a lo esencial, en su lar y en algunos de los ejes del mundo que la convocan y apremian. Resumen de una vida y muchos viajes. Resumen, a su modo, de muchas vidas y muchos viajes, la voz de Espíritupampa entona aquí sus descubrimientos, sus asombros, con un estilo inconfundible y una elegancia de alta intensidad, algo de lo que pocos se pueden jactar. Y es, además, o sobre todo, un homenaje a la poesía desde la entraña misma de la poesía.



Espíritupampa (Lima, Paracaídas/editores, 2015, 166pp) de Alonso Ruiz Rosas se presenta este viernes 8 de mayo en el Centro Cultural de la Universidad Católica del Perú [Av. Camino Real 1075 San Isidro, Lima] a las 7: 30 p.m.

(Foto de portada: Santiago Barco)



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