Jean Marie Le Pen está que se trepa por las paredes y lamentando la hora en que impulsó el ingreso a la vida política de su hija menor. Y es que tras meses de abiertas diferencias, su sucesora en la presidencia del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, anunció que quedaba expulsado provisionalmente del partido. Una decisión que tiene carácter de provisional no porque más adelante pueda reconsiderarse, sino porque solo se aguarda a la convocatoria de un nuevo congreso que termine de expectorarlo arrancándole la presidencia de honor que ocupa desde 2011.
La disputa ha llegado a tomar tintes de telenovela mexicana y ha mostrado a un iracundo Jean Marie que no está dispuesto a ser jubilado a la fuerza o al menos no en silencio, aunque para ello tenga mostrar la vergüenza que le genera su propia heredera.
"Me avergüenza que lleve mi nombre, me gustaría que se casara para que lo pierda lo antes posible. Que lo haga con su pareja, con Philippot o con cualquier otro", dijo refiriéndose también a la mano derecha de Marine, el político -aparentemente homosexual-, Florian Philippot.
"Sé que se rodea de gente (...) que no tiene el espíritu que ha presidido el FN desde hace 40 años", señaló aludiendo al número dos del partido y que podría ser una de las tantas causas que lo llevaron a 'repudiar' públicamente a su hija en la radio "Europe 1".
En la misma emisora, Marine Le Pen respondió, aunque de forma más pausada que la reacciónd e su padre reflejaba que no quedaba otra solución más que su expulsión del partido que fundó en 1972.
Otro de los factores que influyeron a que el octogenario líder conservador desate su ira, son las intenciones de relegarlo de las próximas elecciones regionales de Provenza Alpes Costa Azul como cabeza de lista y ser reemplazado por su nieta, la diputada de solo 25 años Marion Maréchal-Le Pen, 'estrella' ascendente del partido. Finalmente, la sobrina y nieta de los protagonistas del melodrama más hilarante de los últimos días en los medios franceses, acabaría renunciando a sus aspiraciones para evitar un resquebrajamiento mayor al interior de su agrupación.
"El prestigio que obviamente tengo todavía dentro del Frente Nacional provocaría un revuelo considerable y una pérdida de influencia que probablemente no está midiendo (...) Marine Le Pen puede que me quiera muerto, eso es posible, pero para eso no va a contar con mi cooperación", señalaba el 'patriarca' el 9 de abril pasado luego que su hija marcara distancia de unas declaraciones en las que había asegurado que las cámaras de gas que mataron millones de judíos durante el holocausto 'son solo un detalle de la historia'. Marine dijo públicamente que al parecer su padre tenía intenciones de desprestigiarla sin darse cuenta que con ello estaba golpeando también al partido.
El futuro se muestra incierto para los ultraconservadores franceses en un momento en que el Frente Nacional empezaba a gozar de una popularidad que hace mucho le era esquiva, y que podía poner como presidenciable a Marine Le Pen.
Bueno, podría perder el Frente Nacional y los Le Pen, pero de seguir así, por lo menos nos queda claro que la única ganadora será Francia.
Vamos, tomémoslo con humor, que tampoco se acaba el mundo, ¿no?
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