José Mujica es un referente en la política latinoamericana. El expresidente uruguayo es un caso excepción en la toda la región. Querido, respetado, influyente. O sea, una oveja negra de la política.  

Su trayectoria fascina: fue guerrillero la mitad de su vida, pasó 15 años en la cárcel, vivió en la clandestinidad, y ahora no sabe si estará en condiciones de volver a tentar la presidencia de Uruguay. "Tengo 80, pensar en los 85 es bravo, ¿no?", dice.

Escucharlo siempre es un placer, incluso para quienes discrepan de sus ideas. El diario español El País lo entrevistó en Buenos Aires, donde presentó el libro sobre su presidencia, Una oveja negra al poder, de Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, que en breve también se publicará en España, a donde viajará para reencontrarse con sus orígenes vascos.

Mujica habló la izquierda, del flagelo de la corrupción en la región, de Brasil, del a acercamiento de Cuba y EEUU, del fenómeno de Podemos en España, etc. Aquí, una selección de sus principales reflexiones:

1. Tenemos un flagelo adentro de carácter ético. Cuando el afán de hacer plata se mete adentro de la política nos mata a la izquierda. ¿Por qué prolifera tanto la corrupción? ¿Parece sensato que gente de 60, 70 años se emporque en unos pesos inmundos? ¡Si sabe que tiene poca vida por delante! El tema de tener plata para ser alguien puede ser una herramienta de progreso en el mundo del comercio, donde se corren riesgos empresariales, pero cuando se mete en la política estamos fritos. Pasó en Italia, en parte en España. Es inexplicable lo de Brasil.
2. Venezuela tiene la desgracia del petróleo. El país más robado de América Latina. ¿Cómo va a andar una sociedad en la que cuesta más una botella de agua que un litro de nafta [carburante]?
3.  Creo que estamos en un momento de retroceso de la izquierda en Europa y cierto grado de estancamiento en América Latina. Pero la derecha tampoco está dando muchas respuestas, no creo que pueda hacer maravillas.
4. Me da miedo los sin partido, los que no responden a ninguna disciplina. Los partidos son el primer elemento de control que tienen los individuos (...) Pero ojo, si populismo es la lucha por elevar el nivel de vida de la gente o las políticas de igualdad, ese pecado lo pueden tener muchos. La frontera de eso es cuando las medidas que se toman paralizan a la economía, porque querés repartir tanto que al final quebrás el interés en el trabajo y la inversión. Si matás eso no tenés para repartir. Yo llamaría populismo a eso.
5. La crisis de la política solo acentúa el individualismo. Prefiero que la gente no esté con la izquierda pero que esté con la política. Pagaría ese precio. Lo antipolítico es aventurerismo o fascismo. Prefiero la política conservadora, pero política.
6. En EEUU mucha gente cree que esto va a llevar a cambios en la sociedad cubana y los cubanos piensan que van a resistir. La historia va a decidir. Los cubanos tienen un punto fuerte: mandan miles de médicos afuera y el grado de deserción es mínimo. ¿Lo podrán resistir? No lo sé, porque habrá que ver el efecto de la entrada en Cuba de “la magia de la mercadería”, en palabras de Trotsky.
7. Me parece que cuando los pueblos tienen una crisis honda como España lo mejor es que las tensiones se puedan encauzar políticamente. Que la crisis española haya producido una cosa como Podemos me parece de lo más saludable. Es un fenómeno más maduro. Y como tal manejable. Imaginemos una Francia que se cierra, que no quiere saber nada con la Unión Europea, con los negros. ¿Adónde vamos? Por eso apuesto siempre a la política.