Philippe Gruenberg (Lima, 1972) ha desarrollado a través de sus últimos proyectos una exploración de los motivos, edificaciones y dinámicas que determinan el imaginario urbano. Tanto Paisaje Doméstico (2010) como Barroco Desierto (2013) proponían, desde una mirada muy próxima a la fotografía documental, una reflexión que había alcanzado un admirable grado de neutralidad; a pesar de que sea el propio artista quien se distancia de esta idea. Es interesante entonces rastrear el punto en el que este se separa de la aspiración documental objetiva y termina por construir su particular poética de la observación.

En esta exhibición, como apunta el texto de Rodrigo Quijano, el ciclo iniciado en 2010 parece alcanzar su punto culminante. Lo que ha logrado Gruenberg con este proyecto es encontrar el vehículo y la modulación precisas para poner en evidencia las tensiones que motivan su trabajo. La muestra está compuesta por dos series de fotografías y dos videos; cada video complementa a cada serie. Así se compone el conjunto de Geografía de la Diferencia.

'S-t'.

La serie de fotografías que registra el desmantelamiento de un oasis en el desierto iqueño y el traslado de sus palmeras a un club privado en la Costa Verde es, sin duda, lo más relevante de la muestra. La secuencia nos confronta con un paisaje que remite a la prehistoria; luego se convierte en el registro de su desaparición. Los temas de una armonía humana opuesta a una armonía natural están magistralmente expuestos en esta disolución, que termina por convertirse en una suerte de metabolización del paisaje. La realidad que retrata esta secuencia y que algunos podrían elegir representar en tono de denuncia, es expuesta en cambio con inesperada distancia. Lo que interesa es una desapegada descripción y registro de estas prácticas; esta parece ser la manera más honesta de poner en tensión sus implicancias.

Still del video 'S-T (Ahora sí que se acabó el verano)'.

El video que acompaña la pieza incide, tal vez de modo más evidente aún, sobre los temas recurrentes de su trabajo reciente: el uso y abuso del espacio público, el imaginario social y la escala humana opuesta a la escala natural/animal. Esta vez se trata del registro de la cotidianidad de los tablistas en la Costa Verde. Por primera vez y aunque tímidamente, algunos personajes empiezan a poblar la obra del artista. Este elemento parece desviarnos de la mirada desprovista de vinculación o intencionalidad que tan cuidadosamente construye. Sin embargo, el énfasis está puesto en la relaciones que creamos o recreamos y, finalmente, dentro de ellas, somos un elemento más.

'S-t' [pieza de políptico].

Tanto el otro video, una abstracción de las grillas que configuran el espacio urbano, como las imágenes de grano reventado que componen el políptico (provenientes de Barroco Desierto) sirven como enlace a los proyectos previos. Aquí, aunque de manera muy distinta, también se hace referencia a la disolución del paisaje, pero el efecto es menos evidente. La reconfiguración del estilo español de calles (que forman manzanas cuadradas) que hace el video podría leerse como una metáfora de las herencias coloniales en nuestro imaginario; mientras el políptico es un sutil ejercicio sobre escala y percepción. Estos 'eslabones' incluidos, si bien sirven para entender cómo se logra la modulación que hace posible los dos registros centrales, restan fuerza al conjunto de la muestra. Si se hubiera prescindido de ellos, tal vez tendríamos la sensación de que algo falta en la exhibición; pero esta tendría una asertividad que resulta perjudicada.

El camino que Gruenberg ha abierto en su registro de las tensiones de nuestra relación con el paisaje y la comunidad es espinoso; sin embargo, su capacidad de sacarse a sí mismo de la ecuación, le permite describir de manera fidedigna las realidades que motivan su trabajo. Como se menciona líneas arriba, estas ideas están cerca de alcanzar su vehículo de enunciación definitivo.




Geografía de la diferencia de Philippe Gruenberg va hasta el 2 de agosto en la sala de exhibiciones temporales de Mate – Museo Mario Testino [ Av. Pedro de Osma 409, Barranco] de 11 a.m. a 8 p.m. Entrada general S/. 3.00


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