La situación de crisis en Libia y la inmigración irregular desde sus costas centran los debates del consejo de ministros de Asuntos Exteriores europeos, que guardaron un minuto de silencio por el naufragio en el Mediterráneo de un barco con 700 inmigrantes a bordo, aunque uno de los 28 sobrevivientes dijo que iban 950 personas a bordo, al parecer casi todos murieron ahogados.
A los ministros de Exteriores de la Unión Europea se sumarán a partir de las 13:00 GMT los titulares de Interior, convocados de urgencia y de forma extraordinaria por la alta representante europea, Federica Mogherini, y la presidencia letona de turno, ante la última tragedia.
"Hacen falta medidas inmediatas, de la Unión Europea y de cada Estado miembro. Hay una responsabilidad de Bruselas y también de cada uno de los Estados miembros para dar la fuerza política necesaria para que la Unión reaccione de la manera justa" ante el problema de la inmigración irregular, afirmó Mogherini.
Los responsables comunitarios estudiarán cómo reforzar Frontex, la agencia europea de control de las fronteras exteriores, así como la mejora de la lucha contra el tráfico de seres humanos.
El ministro italiano de Asuntos Exteriores, Paolo Gentiloni, afirmó que la tragedia migratoria en el Mediterráneo es "una emergencia europea", no solo de Italia, y pidió "una respuesta de la Unión Europea" porque lo ocurrido "nos concierne a todos".
El ministro luxemburgués, Jean Asselborn, dijo que "ha llegado el momento de emprender acciones para poder elevar (la misión) Tritón al nivel de Mare Nostrum, dar más medios, y ayudar a los italianos con financiación pero también con más equipos, para que Europa sea más capaz de salvar vidas".
El sobreviviente originario de Bangladesh indicó que en el pesquero que naufragó a 70 millas de las costas de Libia y 120 millas de la isla italiana de Lampedusa viajaban hasta 50 niños y 200 mujeres.
Con información y foto de EFE.