Jueves 26 de diciembre del 2013. Josephine Witt, joven alemana y entonces activista del colectivo mundial Femen caminaba toda vestida de negro por las calles de Bremen. De pronto ingresó a la Catedral de San Pedro, de esa ciudad, donde se celebraba una misa navideña, y tras unos segundos se mostró con el torso desnudo. Sorpresa total. Rostros indignados, de unos, sonrojados de otros, sonrientes muy pocos.
La activista se había pintado en su pecho 'I am God'. “La protesta fue por la propaganda del Vaticano por la criminalización del aborto”, dijo en ese entonces la joven de 19 años. Fue multada por esta acción.
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Miércoles 15 de abril. Todo estaba listo en la sede alemana del Banco Central Europeo, en Frankfurt, para que su director, Mario Draghi, anunciara la decisión de mantener los tipos de interés en el mínimo histórico del 0.05%. Para estos lares esto sonaba a 'chino', pero para la actual coyuntura económica europea era 'noticia'. Todo era solemne. Prensa e invitados habían mostrado sus credenciales y tarjetas, respectivamente. Los fotógrafos apostados en el salón de conferencia miraban el techo, a la espera de que Súper Mario entrara para disparar y conseguir alguna foto distinta de uno de los europeos más poderosos.
El italiano ingresó, se sentó frente a los asistentes y empezó a leer el comunicado del Banco Central Europeo en el que se resumía la reunión de política monetaria celebrada un día antes por el consejo de gobierno de ese organismo.
Y de pronto:
Un sector de Europa considera que la austeridad impuesta a sus países por parte de la Unión Europea, basada en algunos casos por las reglas del BCE es lo que provoca el bajo crecimiento de sus economías.
Josephine, estudiante de filosofía, arrojó confeti mientras pedía que se pusiera fin a “la dictadura del BCE”. Pero además llevaba un manifiesto que levantó la curiosidad en más de uno. ¿Qué ponía en ese papel? Ha sido la misma Witt quien ha compartido el contendido en su perfil personal de Twitter, con un tuit que empieza de la siguiente manera: “Más fuerte, más brillante, dentro y fuera de tus salones, en todas partes, y no merecerás descanso”.
En el escrito se comparaba a sí misma con una mariposa, en referencia a los mensajes distribuidos por la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Fue arrestada y liberada el mismo miércoles sin cargos.
Sin ser periodista logró ser registrada como tal al decir que trabajaba en la revista española Vice. "Este medio me vino a la cabeza porque aún no es muy conocido y allí trabaja mucha gente joven. Por cierto, el Banco Central Europeo es un sitio encantador. Había un salón con música, bebidas gratis, la gente que trabaja allí es muy agradable…", contó al diario El País.
Cambio de política económica
Como miles de europeos, ella está en contra de las medidas de austeridad implantadas por el BCE. "En las últimas protestas, vi que el Banco Central Europeo necesita un estado policial para seguir funcionando. No es una institución escogida democráticamente y aun así impone decisiones muy duras a la población europea, decisiones que afectan e incluso destrozan a los ciudadanos. Estoy a favor de una economía y de un sistema bancario democráticos, por lo que hay que cambiar la imagen que se ha impuesto de una economía que nos viene dada y que la sociedad ni ha votado ni ha decidido. La Unión Europea se protege de las críticas con la policía y con gas lacrimógeno, por lo que pensé en alguna forma de llevarlas al centro del discurso". Así explica el propósito de su acción.
En su opinión sí se puede cambiar la política económica europea. "La cara asustada de Mario Draghi es un paso para cambiar esta narrativa y llevar la democracia a instituciones como el BCE. Con este acto he mostrado que podemos cambiar las cosas", añade.
En abril del 2013, Josephine participó en la protesta contra Putin de Hannover. En mayo, en la que se llevó a cabo en Túnez en favor de Amina Tyler y por la que pasó 29 días en la cárcel.
A diferencia de las fuerzas policiales que reprimen las manifestaciones de manera violenta, Josephine cuenta que prefirió usar el confeti por el color y las connotaciones positivas que tiene. "Había pensado en llevar una tarta, pero hubiera sido raro que entrara con una al BCE, teniendo en cuenta que además debía pasar un control similar al de los aeropuertos. En cambio, el confeti sólo es papel y todos los periodistas llevan papel encima, así que fue fácil".
Su protesta también era feminista. En el BCE todo lo que se ven son grupos de hombres con corbata. Por eso en su polo se leía 'BCE dick-tatorship', que hacía juego de palabras con 'dictatorship (dictadura) y 'dick' (uno de los apelativos que recibe el pene).
Los principales problemas de la Unión Europea
"Estamos perdiendo nuestros ahorros. Mis padres podrían verse en la pobreza cuando dejen de trabajar. También hay una narrativa que enfrenta al norte y al sur. La gente del norte piensa que en el sur son todos unos vagos y que todo el trabajo se hace en el norte, lo cual simplemente no es cierto. Y el BCE refuerza esta narrativa con sus decisiones. Yo nací en 1993 en Alemania y he vivido este discurso racista y de desconfianza en la Unión Europea. Mi generación se siente europea, no alemana, y no queremos que Grecia se vea obligada a dejar la unión por motivos económicos", detalla.
Minutos después Daghi continuó hablando de sus cifras, del euro y demás, pero la audiencia sólo comentaba la aparición de Josephine.