El centro de convenciones de Cerro Juli, en Arequipa, fue hoy sede de la audiencia pública organizada por el Ministerio de Energía y Minas para explicar el segundo estudio de impacto ambiental del proyecto Tía María, que ha originado un conflicto social desde hace tes semanas. Ingenieros ambientalistas, hidrogeólogos, agrícolas, biólogos, entre otros especialistas se dirigieron a un público en el cual no estuvieron presentes lo opositores al proyecto de la minera Southern. Mabel Cáceres, periodista arequipeña, estuvo allí y cuenta lo ocurrido a LaMula.pe.
El segundo estudio de impacto ambiental (EIA) del proyecto Tía María no será revisado, así lo afirmó hoy el viceministro de Minería, Guillermo Shinno, durante la audiencia programada para explicar a la población de Arequipa los alcances de un documento que ha provocado un paro indefinido en el Valle de Tambo, que hoy ingresó al día 19, sin visos de solución.
Un nutrido grupo de pobladores del valle estuvieron en Arequipa hasta esta mañana, junto a algunos de sus líderes. No para asistir a la audiencia programada por el Ministerio de Energía y Minas con el fin de explicar el EIA; sino acompañando a los familiares de 13 detenidos por bloquear vías cerca a Mollendo para quienes el fiscal solicitó 9 meses de prisión preventiva.
Mientras el viceministro Shinno se alistaba para dirigirse al campo ferial de Cerro Juli, donde se desarrolló la reunión, los tambeños aún bostezaban en la plaza aledaña al Palacio de Justicia donde habían pasado la noche. La jueza mollendina Janet Lastra se tomó toda la noche para redactar su resolución y la leyó a las 4:40 de la madrugada. Las 13 personas detenidas por haber causado disturbios eran amas de casa, un par de ebrios que pasaban por el lugar y varios jóvenes entre 18 y 20 años. Todos tenían empleo o arraigo en Tambo y serán procesados bajo comparecencia restringida. Junto a sus familias, que permanecieron en la ciudad desde el martes por la mañana, volvieron al valle a las 7 de la mañana.
El general Enrique Blanco, jefe de la región policial de Arequipa, atribuyó el hecho a la inexperiencia procesal de sus efectivos, que erraron al levantar las actas de detención. Pero reiteró su acusación de que fueron los 'revoltosos' los que, dañando un canal de agua, dejaron sin agua potable a la población de Mollendo durante tres días. Los huelguistas, por su parte, acusan a los efectivos policiales de haber causado el destrozo con el fin de satanizar su protesta.
Cuando eran las 10:30 de la mañana y los 400 asistentes habían traspuesto el cerco policial y el extenso jardín que separa la pista del auditorio, en Cerro July, se dio inicio a la audiencia informativa sobre el proyecto Tía María. Salvo el presidente del Consejo Regional, Mauricio Chang, nacido en Islay, no había otra autoridad regional. Tampoco opositores connotados ni pobladores del valle de Tambo. Fueron invitados los representantes de los Colegios Profesionales, ONG, universidades y asociaciones de consumidores de Arequipa. Un auditorio calmo y más bien neutral, dispuesto a informarse y escuchar.
El viceministro Shinno llevó la voz cantante. Hizo un recuento del origen del proyecto minero y su evolución a través de seis años transcurridos desde que se presentó el primer estudio de impacto ambiental, en el 2009. Reiteró que aquel estudio fue desechado por el ministerio porque no satisfizo los estándares exigidos. La Unops, ente técnico de las Naciones Unidas que hace este tipo de estudios, fue contratada por el Estado para su revisión y arrojó como resultado 138 observaciones al EIA. Entonces, el éste tuvo que ser declarado inadmisible.
Un asistente recordó que los técnicos del Minem de aquel entonces aprobaron el EIA y se empeñaron en validarlo a pesar de la oposición que generó. Sólo después de los paros y protestas, además de tres muertes, aceptaron que sea revisado por Unops.
- EL NUEVO EIA
Después de aquel descalabro, la minera Southern contrató otra consultora para elaborar un nuevo EIA para Tía María. Organizó nuevos talleres informativos en el Valle que debieron estar rodeados siempre de muchos policías. Tras ello, presentó el nuevo EIA el 5 de noviembre del 2013.
“Partieron de cero”, dice Shinno. A pesar de eso, el propio Minem hizo 76 observaciones que, según explicó el viceministro, fueron adecuadamente levantadas. Además, se verificó que las 138 observaciones al estudio anterior hubieran quedado resueltas o mitigadas, de modo de no afectar el medio ambiente y la agricultura en el valle.
En la fase de preguntas, un asistente recordó que el segundo EIA había sido objeto de más de 6 mil observaciones de parte de un grupo de consultores contratados por los agricultores del valle para su revisión. El Minem nunca se pronunció específicamente sobre aquéllas.
Luego de que el Estado peruano se negara a pagar a la UNOPs por el trabajo de revisión del EIA, este tuvo que ser “colgado” en internet para su difusión; no obstante ese comportamiento, ahora es el único parámetro que toman en cuenta los funcionarios como aval del nuevo EIA de Tía María.
Además –argumentó Shinno- tiene el aval de varios entes gubernamentales como el Minagri, Digesa, la ANA, entre otros.
- LAS OBSERVACIONES
Nos centraremos en tres grupos básicos referidos al agua, al aire y al suelo; a la posibilidad de que estos elementos vitales sean contaminados por la actividad minera que implicaría Tía María.
Sobre el agua, se había observado que se tomara el agua subterránea sin considerar el balance hídrico de la cuenca, por lo que Southern optó por utilizar agua del mar, después de un proceso de desalinización. Con ello, no se afectaría el balance y el proceso tampoco impactaría el terreno ya que la sal extraída sería devuelta a las profundidades del mar mediante un tubo de drenaje. Aquí uno de los asistentes detectó una omisión: ¿qué pasaría o a dónde irían las aguas utilizadas en el proceso de extracción del mineral? La respuesta fue: no habrá ningún efluente como resultado del proceso. Ninguno.
Respecto al aire y la posibilidad de polución por el material particulado resultante de las explosiones con las que se abre el tajo, la respuesta fue también sencilla y comprensible: el viento predominante en la zona es hacia el noreste, en dirección opuesta a la ubicación del valle agrícola. Adicionalmente se toma la previsión que no habrá explosiones a otra hora que no sea el mediodía, cuando el viento es unidireccional y en sentido opuesto al valle. Más todavía, los monitoreos ambientales participativos alertarán cuando los niveles de partículas en el aire superen los límites permisibles y, en ese caso, “se tomarán otras previsiones”.
Por último, en relación con el suelo y subsuelo, elemento básico para la agricultura que es la actividad predominante en el valle, la compañía ha previsto: 1) no generar efluentes después del proceso de lixiviación con ácido sulfúrico; 2) revestir el suelo con doble protección: una capa de arcilla fina y una geomembrana que impedirá cualquier filtración hacia el subsuelo. En caso de una eventualidad que supere la geomembrana, se tiene la seguridad que –de acuerdo con los estudios geohidrológicos- las aguas subterráneas no están conectadas al cauce del río Tambo, por lo que no llegarían a contaminarlo.
No habrá otro tipo de drenajes porque en la zona la lluvia es muy escasa y antes de discurrir se evapora, por tanto no hay riesgo de que discurra agua con elementos químicos hacia algún cauce natural. Y si el cambio climático produjera una lluvia inesperada, se han construido canales que conducirán esos afluentes hacia su planta de tratamiento.
El problema de estas explicaciones, además de tratarse de un auditorio mayoritariamente lego en temas técnicos, era la escasa convicción que generaban los técnicos del Minem y de otros organismos, sentados en segunda fila detrás del ministro, que participaban según se sucedían las preguntas poco auxiliados por un sistema de amplificación aceptable y sin otro recurso que su memoria.
Los convencidos de las bondades del proyecto salieron más convencidos aún. Y los escépticos, más escépticos. Los opositores, en general, estuvieron ausentes.
Así culminó esta primera jornada de difusión del EIA de Tía María y aún no se confirma si el ejercicio se repetirá en la provincia de Islay, lo que dependerá de que “se den” las condiciones.
Entre tanto, en Cocachacra, un contingente de agentes especiales de la Policía, traídos de Lima, hacían su ingreso en la modesta plaza de un pueblo dividido, cercado y extraviado entre sus anhelos y el largo silencio de un Estado que llega después de 20 días en que el paro indefinido los tiene al borde del desabastecimiento y la desesperación.
Los dirigentes de la protesta se reafirmaron en el paro y anuncian que no asistirán a la Mesa de Desarrollo que se instalará el martes en Mejía, uno de los distritos de Islay que no se opone al proyecto minero.
(Foto portada: Mollendinos.com)