Sao Paulo, el estado brasileño que tiene aproximadamente 44 millones de personas tiene un gran problema: se está quedando sin agua. Este fenómeno implica un grave problema para economía carioca ya que este Estado es uno de los más industrializados del país carioca.

Según informa Avina, la escasez de recurso hídrico se debe tanto a factores humanos como a los efectos del cambio climático.

En cuanto a la acción del hombre, el portal indica que -según el colectivo de organizaciones Aliança pela Agua (Alianza por el Agua)- ha existido una erronéa creencia de que el agua es un recurso inagotable y ahora los brasileños están pagando las consecuencias. Además, existe poca transparencia de las autoridades que manejan el recurso hídrico. Recordemos que la corrupción es un mal endémico del vecino país. 

Desde luego el clima también ha tenido su protagonismo. El principal problema es el déficit de la lluvia que -atención empresarios mineros y petroleros- estaría relacionado con la desforestación de la Amazonía.

Acorde con el informe O futuro climático da Amazônia (puedes leerlo en español aquí), elaborado por Antonio Donato Nobre de la organización Articulación Regional Amazónica (ARA), y que trabajó con más 200 estudios científicos, cada día el bosque amazónico transpira 20.000 millones de toneladas de agua. ¿Qué significa esto? Muy sencillo: el bosque amazónico aporta diariamente mucha más agua a la atmósfera (concretamente 3.000 millones de toneladas más) que la que el rió Amazonas vierte al océano Atlántico (17.000 millones de toneladas de agua/día).

represa de Jaguarí (sao paulo)/foto: reuters

Evidentemete, una menor transpiración implica menor capacidad de atracción de los vientos húmedos del Atlántico ecuatorial. Esto a su vez significa menos agua para condensarse en nubes y por lo tanto menos agua para lluvia en todo el continente. 

Según Avina, hasta el momento ya se ha perdido 20% de los bosques amazónicos e igual porcentaje ha estado a punto de perder sus propiedades. ¿Qué pasaría si estos porcentajes aumentan?  Nobre responde: 

“Si el bosque pierde la capacidad de traer la humedad desde el océano, la lluvia en la región puede cesar por completo. Sin agua para sostener la sabana, el resultado puede ser la desertificación del Amazonas. Si esto ocurre, el escenario que se infiere para el sur y el sureste del país podría ser similar a otras regiones en la misma latitud: convertirse en un desierto".

Ante esta delicada situación urge tomar medidas urgentes. No solo una política de recuperación y reutilización del agua. También deben desarrollarse acciones a largo plazo como la recuperación de los suelos y bosques, el tratamiento de los desagües y la descontaminación de los ríos urbanos y la recuperación, así como la protección, de los manantiales y fuentes que sustentan las cuencas.

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