Mañana se cumplen 33 años de la ocupación de las tropas argentinas de las islas Malvinas, el 2 de abril de 1982, hecho que marcó el inicio de la famosa guerra por la posesión de ese territorio. Mucha historia hay alrededor de este conflicto internacional cuyos personajes no son solo Argentina e Inglaterra, sino también Chile, país que cumplió un rol fundamental para la posesión inglesa de las islas en desmedro de Argentina.
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El diario Norte de Argentina, en un reportaje, revela detalles históricos del apoyo chileno a Inglaterra en el conflicto a partir de las declaraciones de Sidney Edwards, espía británico que tuvo a cargo la secreta misión de conseguir el apoyo de Chile en el conflicto. Para lograrlo se reunió con el embajador chileno en Londres de esa época, Miguel Schweitzer.
Por encargo del Ministerio de Defensa, el agente preparó la operación con sólidos argumentos para lograr el apoyo chileno. Según el informe, el agente inglés le habría dicho al político chileno que si no le brindaban la ayuda que pedía, "los argentinos caminarán derechito a tomar las islas del Beagle", archipiélagos cuya soberanía enfrentó a Chile y a Argentina a finales del siglo XIX.
El inglés también prometió a los chilenos armamento y herramientas para tener un mejor sistema de inteligencia. El informe del diario argentino dice que Edwards también se reunió -esta vez en Santiago- con el comandante de la Fuerza Aérea chilena Fernando Matthei, quien se mostró abierto a la "cooperación total dentro de los límites de lo práctico y de lo diplomáticamente posible".
LA CONDICIÓN
Como la historia tiene un cause diferente al de las intenciones políticas, este pacto secreto podía hacerse público si Edwards cometía un error, por mínimo que fuera. Por eso, el inglés puso una condición fundamental en el acuerdo para beneficiar a ambos países en perjuicio de Argentina: el silencio de Pinochet. El presidente de Chile aceptó y en cada aparición ante los medios se mostró como un total ignorante del tema.
Chile entonces entabló una relación con Inglaterra facilitándole uso de radares de largo alcance desde Punta Arenas, para poder prever presencia de aviones argentinos, lo que le permitió a los ingleses tener información sin poner patrullas aéreas de combate. "Eso hizo que la guerra fuera más corta", diría luego Edwards.
Los ingleses lograron también usar el aeropuerto de la isla San Félix, desde donde salían aviones británicos pintados con los colores chilenos y se acercaban a las fronteras argentinas en un tono de amenaza y en busca de información.Luego de lo que sucedió en Punta Arenas (un helicóptero Sea King apareció ardiendo cerca del mar chileno, lo que demostraba presencia británica en el país del sur), fue difícil que Edwards pudiera ocultar el pacto que unía a Chile con Inglaterra. Ni siquiera el silencio de Pinochet fue suficiente para mantener en secreto la alianza que contribuyó a la derrota de Argentina.
El 14 de junio del mismo 1982 la guerra terminó. A eso se refería Edwards a una "guerra corta", en la que murieron 255 ingleses y 649 argentinos.
Por lograr el apoyo de Chile, el espía fue condecorado con la Orden del Imperio Británico y es recordado por este amague histórico del cual es responsable.
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